Jaeda DeWalt

Podría ser difícil dejar una relación a largo plazo, incluso cuando nuestra sabiduría nos dice que es hora de hacerlo. En este punto, podemos escoger marcharnos y enfrentar el dolor intenso de dejar atrás lo familiar para hacer camino a un nuevo capítulo en nuestra vida. O podemos permanecer y experimentar menos dolor, uno que poco a poco comerá nuestra alma y corazón, como un cáncer emocional. Hasta que despertemos un día y nos demos cuenta que estamos enterrados tan profundamente en la disfunción de la relación que vagamente recordamos quiénes fuimos y qué queríamos y necesitábamos ser.