Los diagnósticos de salud mental y el proceso terapéutico

Si existen diagnósticos de salud mental desatendidos o no controlados en uno o ambos cónyuges, el proceso terapéutico para parejas tendrá poco o ningún resultado positivo. Los diagnósticos de salud mental deben ser atendidos adecuadamente previo a entrar en un tratamiento que tenga el fin de armonizar la vida en pareja.

Al momento de buscar ayuda, las personas tienden a ignorar o restarle importancia a los diagnósticos de salud mental preexistentes y de cómo éstos podrían ser la causa principal de la situación que enfrenta la relación. Comúnmente, se le dificulta a las personas hacer esta conexión, tal vez porque están convencidas realmente de que es su cónyuge, y no ellas, quien es la causa de los conflictos y «quien tiene la culpa de todo».

Es necesario entender que las condiciones de salud mental pueden afectar muchos aspectos de la vida en pareja, incluidas las relaciones íntimas. Por ejemplo, los síntomas de depresión pueden dejar a la persona afectada desapegada y desinteresada en sus relaciones con los demás –includa su pareja– o en el sexo en general. Del mismo modo, una persona con depresión o ansiedad puede tener dificultades para cuidar de su higiene personal, realizar las tareas del hogar, puede tener una disponibilidad emocional limitada, dificultades para mantener el empleo y carecer del deseo de socializar. Estos comportamientos y desafíos pueden generar tensión en la relación, lo que puede terminar en sentimientos de decepción, rechazo y desconexión emocional. Muchas personas con problemas de salud mental pueden sentirse inadecuadas y tener ansiedad por el desempeño y baja autoestima. Para ambos cónyuges, esto puede conducir a una disminución de las oportunidades de establecer vínculos fuertes y generar necesidades insatisfechas.

A veces, los síntomas de salud mental pueden hacer que la persona afectada se sienta letárgica, afectar su capacidad para expresar empatía o provocar sentimientos de aislamiento. En ocasiones estos síntomas pueden provocar codependencia o incluso resentimiento hacia su pareja. Cuando una persona vive con alguien que padece alguna condición de salud mental, la relación puede resultar difícil. Vivir con alguien con esta condición de salud, máxime si la misma está desatendida o no tratada, puede resultar desafiante y estresante. Es difícil depender de ellos para que se hagan cargo de sus responsabilidades. Dependiendo del estado de salud mental de la pareja, es posible que experimenten comportamientos hipersexuales (fuertes impulsos sexuales) o que no tengan ningún interés en el sexo, lo cual puede ser difícil para las relaciones de pareja. En algunos casos, la persona con la condición de salud mental puede incluso dudar en contarle a su pareja sobre su situación. Es posible que le preocupe que el otro termine la relación una vez que se entere o se pregunte si podrá sobrellevar sus síntomas.

Algunos efectos de esta situación en la relación

  • Cambios en el apetito o en los patrones de sueño de la pareja afectada.
  • La pareja afectada puede experimentar cambios emocionales extremos.
  • Aumento de irritabilidad, tristeza, ansiedad, ira o preocupaciones constantes en la pareja afectada.
  • La pareja afectada puede autolesionarse o tener pensamientos de dañar a otros.
  • La pareja afectada puede experimentar delirios.
  • El cónyuge afectado puede recurrir a prácticas poco saludables, como el consumo de drogas y alcohol, o la participación en conductas riesgosas u obsesivas.
  • La pareja afectada puede experimentar frecuentes arrebatos emocionales.
  • La pareja afectada puede retirarse y no participar en actividades que alguna vez le brindaron alegría.
  • Inabilidad para razonar y para el proceso mental organizado por parte del cónyuge afectado.

 

Las relaciones de sexualidad mixta, ¿qué son y cómo sobrellevarlas?

Existen relaciones de pareja consideradas heterosexuales donde uno de los cónyuges es homosexual o bisexual. En ocasiones esta situación es del conocimiento del cónyuge heterosexual, en otras no, mientras que en una cantidad significativa de los casos existen sospechas.

Preste atención a estos comentarios producto de sesiones de terapia:

En mi caso, estuve casado con una mujer durante 16 años antes de darme cuenta de que era bisexual. Todavía estamos casados y ella sabía que yo era bisexual antes que yo. Entonces en mi caso ya estaba en una relación hetero cuando me di cuenta de mi sexualidad.
No me di cuenta completamente de que era bisexual hasta que llevé varios años de relación con mi esposo. Las chicas lindas me ponen muy nerviosa porque nunca tuve la oportunidad de tener experiencia coqueteando con mujeres.
No acepté mi bisexualidad hasta los veintitantos y ya llevaba algunos años en una relación con un hombre. Lo que, por supuesto, me generó muchas dudas y sentimientos encontrados durante muchos años más.
¡Me identifico con el hecho de sentirme inadecuado! Soy lo suficientemente bueno para una mujer, pero no para un hombre. Luego me digo cosas como ‘una relación hetero hace que tener hijos sea más fácil’ y ‘salir con hombres de vez en cuando funciona bastante bien, así que no es necesario buscar más’.
Soy bi, pero si empiezas a desglosarlo hasta el meollo de la cuestión, probablemente me describirían como un homosexual heteroromántico.
Negué ser gay hasta hace poco porque en mi niñez me enseñaron que era vergonzoso ser gay. Sentí que estar con una mujer siempre fue una opción más válida en mi mente. Estoy deshaciendo todas esas creencias, pero eso es después de haber estado en una relación amorosa con una mujer durante los últimos seis años.
Soy un hombre bisexual, me gustan las mujeres masculinas, los hombres afeminados y las personas no binarias. Básicamente, cualquiera que desafíe las normas de género (según mi psicóloga). También vivo en un área muy rural y hay muchas más mujeres de mi tipo que hombres de mi tipo.

¿Por qué ocurren situaciones como éstas?

Para muchos, estar en una relación heterosexual es equivalente a alejarse del estigma, la vergüenza y el sufrimiento, es estar más cercano al paradigma de la ‘normalidad’, el cual inherentemente conlleva privilegios, como tener una familia, sentirse seguro caminando por la calle de la mano de la pareja y no tener dificultades con presentársela a otras personas. Otras personas gays o bisexuales entran en relaciones heterosexuales por razones religiosas, por guardar las apariencias, por presiones familiares, por problemas de autoaceptación o por la ignorancia o confusión referente a la propia orientación sexual.

Las parejas de sexualidad mixta o de orientación sexual mixta se han definido como cualquier pareja casada heterosexualmente en donde uno de los cónyuges experimenta una atracción significativa hacia personas de el mismo sexo. En tales parejas, el cónyuge de minoría sexual puede o no identificarse como lesbiana, gay o bisexual en su orientación, mientras que el otro cónyuge probablemente se identifica como heterosexual. Es imposible determinar la tasa exacta de la prevalencia de esta situación en Puerto Rico, sin embargo, se estima que en Estados Unidos en la actualidad un aproximado de 2 millones de personas lesbianas, gays o bisexuales estuvieron casadas en relaciones heterosexuales en el pasado. De esta cifra, un 42% de los hombres autoidentificados como homosexuales y bisexuales informaron haber estado casados heterosexualmente en algún momento. Otro estudio reciente sobre sexualidad entre los adultos encontró que actualmente el 0,4% de los hombres casados, el 0,5% de los hombres que cohabitan y el 1,5% de los hombres que han estado casados, todos en relaciones consideradas heterosexuales, se identificaron como bisexuales o gays. Entre las mujeres del mismo estudio, el 2,1% de las casadas, el 6,2% de las que cohabitan y el 3,8% de las mujeres que estuvieron casadas, todas en relaciones consideradas heterosexuales, se identificaron como bisexuales o lesbianas. En conjunto, los datos disponibles sugieren que hay un número considerable de parejas de sexualidad mixta en la población adulta de Estados Unidos.

Las parejas de sexualidad mixta enfrentan desafíos únicos, que incluyen el navegar o explorar su identidad sexual dentro de la relación, posible actividad sexual extramatrimonial y cómo lidiar con la presión negativa de la familia y las personas externas. Es comprensible que estos desafíos puedan, en última instancia, afectar la relación.

En general, la investigación científica disponible sugiere que la mayoría de las parejas de sexualidad mixta experimenta una baja satisfacción en la relación y, en última instancia, no logran mantenerla a largo plazo. A las parejas que han podido permanecer juntas luego de haber habido una admisión o confesión por parte de uno de los cónyuges de su atracción hacia personas de su mismo sexo se les denomina como «parejas resilientes». Estas parejas resilientes a menudo informan que tienen una relación muy satisfactoria y estable y sus niveles de satisfacción y estabilidad en la relación son similares a las de los de los matrimonios heterosexuales en general.

Factores protectores relacionados con las parejas resilientes

Ciertas variables pueden ser fundamentales para ayudar a las parejas a mantener su relación estable bajo estas circunstancias. Algunos de estos factores son similares a los que se presentan entre las parejas exitosas en general, independientemente de la orientación sexual del cónyuge: comunicación de buena calidad, cohesión y el compromiso con la relación. Por ejemplo, múltiples estudios científicos han sugerido que las parejas de sexualidad mixta que deciden mantener su relación comúnmente eligen hacerlo porque aman y están fuertemente comprometidas con su cónyuge y su familia. Otro factor que se ha identificado como útil es la capacidad de la pareja para ser flexible y renegociar las reglas, significados y expectativas de su relación.

Sin embargo, los factores que aparecen a continuación son fuertemente relevantes si se desea sobrellevar con éxito los desafíos que representan las relaciones de sexualidad mixta:

El perdón.  En cualquier relación el perdón puede desempeñar un papel importante para ayudar a las parejas a superar los dolores y dificultades que inevitablemente surgirán. El perdón en las relaciones de pareja se ha estudiado ampliamente y se ha descubierto que está asociado con una serie de factores. Por ejemplo, el perdón es un predictor de satisfacción y adaptación conyugal. Teniendo en cuenta los desafíos únicos que enfrentan las parejas de sexualidad mixta, es posible que los mecanismos de reparación, como el perdón, desempeñen un papel central en estas relaciones. Por ejemplo, luego de surgir una confesión por parte de uno de los cónyuges de atracción hacia personas de su mismo sexo, puede haber sentimientos de engaño, traición o violación de la confianza, y es posible que ambos cónyuges deban pasar por una etapa de autoexploración de las emociones antes de poder tomar decisiones con respecto a seguir adelante.

Valores maritales.  Otro factor que podría contribuir a la calidad de la relación en casos de sexualidad mixta son los valores maritales, en particular, el grado en que cada cónyuge tiene una orientación individualista versus colectivista. Las características de una relación con orientación individualista son: (a) el individuo –no la pareja– es la unidad principal y el foco de la relación, (b) la autorrealización del individuo es el objetivo de la relación y la forma en que las relaciones mejoran, (c) se enfatiza el compromiso y el acuerdo mutuo, y (d) recursos como la terapia psicológica se utilizan con frecuencia para restaurar la relación cuando hay dificultades. En contraste, una relación colectivista se distingue por: (a) la relación en sí misma se considera la prioridad, (b) se espera el sacrificio individual por el bien de la relación, (c) el compromiso mutuo y las decisiones ‘democráticas’ son de importancia clave, y (d) los recursos espirituales –o religiosos– se utilizan a menudo para superar las dificultades martitales.

Dicho de otra manera, en la perspectiva individualista, el bienestar y la satisfacción de cada cónyuge es la prioridad, mientras que en las relaciones colectivistas los intereses individuales de los cónyuges son secundarios a los intereses de la relación en su conjunto. En las relaciones colectivistas los individuos están dispuestos a sacrificar sus propias necesidades, expectativas y deseos personales por el bien de la relación. Es de destacar que aquellos cónyuges que tienen valores colectivistas tienen niveles más altos de compromiso, disposición al sacrificio y ajuste positivo de la relación. Así las cosas, el grado de «disposición al sacrificio» tiene un efecto positivo en una relación de sexualidad mixta.

Compromiso.  Comúnmente se entiende que una de las piedras angulares de cualquier relación íntima es el compromiso. Se ha definido el compromiso relacional como «el grado en que un individuo trabaja y experimenta una orientación a largo plazo hacia una relación, incluido el deseo de mantener la misma para bien o para mal». La relación entre compromiso y satisfacción en la relación parece ser similar para las parejas de sexualidad mixta, ya que el primero, como predictor de la calidad de la relación, es un factor importante para mantener la estabilidad de la misma.

Conclusión

Una relación de sexualidad mixta es aquella en el que uno de los cónyuges es heterosexual mientras que el otro cónyuge del sexo opuesto se siente atraído por personas de su mismo sexo. La historia ha visto muchas relaciones de este tipo terminar en mucho dolor y confusión, especialmente si hay niños y niñas involucrados. Dado su potencial destructivo, las relaciones de sexualidad mixta rara vez se consideran una opción para quienes que se sienten atraídos por personas de su mismo sexo. Como psicólogo de parejas, he visto muchos de estos casos a través de los años. Muchas relaciones se han disuelto porque uno de los cónyuges no fue franco y honesto con el otro acerca de su sexualidad. Cuando se rompe la confianza, muchas veces es imposible restablecer una buena comunicación. Este tipo de relación tal vez no será adecuado para muchos, pero puede que lo sea para algunos. Una orientación no heterosexual dentro de una relación considerada heterosexual puede hacer que las cosas sean algo más desafiantes, sin embargo, siempre y cuando el individuo atraído por el mismo sexo sea honesto, y realmente ame y esté comprometido con su pareja del sexo opuesto, y ninguno espere que el matrimonio sea una especie de ‘solución milagrosa’, tal vez tengan una oportunidad.