Cómo una división injusta del trabajo doméstico daña su relación

Los conflictos que surgen sobre las tareas del hogar son de los más comunes y molestos en una relación. Cuando usted o su pareja no están contentos con la asignación de las tareas del hogar, el nivel de estrés puede aumentar enormemente. Los investigadores han descubierto que la distribución desigual de las tareas domésticas es uno de los principales factores estresantes en muchas relaciones.

Por ejemplo, un estudio encontró que las esposas informaron que una de sus principales fuentes de estrés era el hecho de que sus maridos no quieren hacer su parte del trabajo en la casa. Si bien estas investigaciones a menudo reflejan cómo los roles tradicionales de género influyen en las tareas domésticas, la distribución desigual no se limita exclusivamente a las parejas casadas heterosexuales. Las parejas que cohabitan como parejas románticas suelen ser propensas a sufrir los mismos problemas.

Mientras tanto, en la mayoría de los matrimonios heterosexuales, la carga del trabajo doméstico y el cuidado de los niños todavía recae de manera desigual en la pareja femenina, una situación que no ha cambiado mucho en tres décadas. En las familias en las que ambos padres trabajan fuera del hogar, las madres dedican 13.5 horas a las tareas domésticas, mientras que los padres realizan 9.5 horas. Esta asimetría se amplificó durante la pandemia del COVID-19, cuando muchas mujeres tomaron la decisión de abandonar el empleo remunerado debido al aumento de las demandas en el hogar.

Sin embargo, las investigaciones realizadas en el área sugieren que las percepciones individuales sobre la justicia de cómo se dividen las tareas domésticas son más importantes que tener una división real del 50/50.

Equidad sobre igualdad

Cuando se habla de equidad en la distribución del trabajo doméstico significa que se logra un equilibrio basado en que ambos cónyuges acordaron ajustes justos tomando en consideración las responsabilidades de cada uno y las contribuciones netas dentro y fuera del hogar. Esta idea parece tener cierto apoyo también en la investigación científica.

Entonces, ¿qué sucede cuando las tareas domésticas no se distribuyen de manera justa y equitativa? En casos como estos, el alto el potencial de disminución de la satisfacción conyugal, aumento de la angustia, peor salud mental y aumento del riesgo de divorcio.

Cómo compartir las tareas del hogar de manera justa y equitativa

El mayor error que puedes cometer en tu búsqueda de que tu pareja haga más tareas del hogar es pedir ayuda. Pedir ayuda implica que la responsabilidad de las tareas del hogar es sólo tuya. Como mencionamos, la división del trabajo en el hogar ha sido un factor de inicio de peleas matrimoniales durante años, sin embargo, las parejas han estado analizando esto de manera errónea. El concepto de división de tareas es adecuado en las fábricas. Compartir tareas es un concepto más adecuado para parejas. Esto no significa que los cónyuges deban realizar una tarea determinada al mismo tiempo. La clave es el hecho de que ambos estén haciendo el mismo tipo de trabajo de forma compartida. Así las cosas, mientras mayores son sus sentimientos de equidad, más satisfechas están las parejas con sus relaciones.

1. Comienza por crear una lista de todas las tareas del hogar que deben realizarse. Sé específico y detallado con tu lista. Esta debe ser una actividad colaborativa entre tú y tu pareja, ambos contribuyendo con tareas a la lista. En este punto, no delegues ni asignes ninguna tarea. Simplemente escribe y acuerden qué tareas domésticas deben realizarse.

2. Realiza una distribución inicial basada en los intereses de cada cual. Tal vez uno disfrute más lavar los platos mientras que el otro disfrute más lavar la ropa. En esta distribución inicial tomen en consideración las responsabilidades de cada cual fuera del hogar. Mientras mayores sean las responsabilidades fuera del hogar de cada uno de los cónyuges, más igualitaria será la distribución de tareas en el hogar. Mientras más desiguales sean las responsabilidades de los cónyuges fuera del hogar, más equitativa debe ser la distribución de tareas. Por ejemplo, si uno de ustedes trabaja a tiempo parcial mientras que el otro trabaja a tiempo completo, la persona que trabaja menos horas podría asumir tareas adicionales en la casa. O, si el trabajo diario de uno de los socios es muy extenuante y requiere mucho esfuerzo físico, es posible que desee realizar tareas que estén más relacionadas con la planificación, el pago y la organización que con el trabajo físico.

3. Acuerden un horario para la realización de tareas y decidan cuándo alternarlas. También es importante ser considerados con los relojes biológicos de los demás. Algunas personas son madrugadoras y otras son noctámbulas. Obligarse unos a otros a realizar un proyecto o una tarea cuando en realidad no están preparados para hacerlo sólo crea tensión. La adecuacidad del horario es importante.

4. Toquen base en su plan cada semana. Háganse saber unos a otros cómo será la próxima semana: reuniones, recados, ocasiones especiales, etc. Luego decidan quién hará qué, hagan una lista y publíquenla.

Se recomienda la adquisición de algún instrumento que les ayude a documentar los acuerdos sobre la distribución de tareas, como una pizarra o una hoja de Excel. Asimismo, se recomienda la inclusión en el plan de distribución de tareas de todos los miembros de la familia que tengan la edad para contribuir, la incorporación de incentivos y recompensas por labor realizada y contratar ayuda externa si el presupuesto lo permite.

Mientras tanto, al menos la investigación científica es clara: la equidad importa. Y, a medida que cambian los roles de género y las realidades económicas de las personas, las parejas necesitarán tener más conversaciones sobre cómo organizan juntos su vida diaria, si quieren seguir siendo felices. Recuerden que no todo tiene que ser igual, pero las parejas tienen que tener la sensación de que existe una división justa del trabajo. La realidad es que ambas partes se benefician al sentir que están haciendo lo que les corresponde.

La infertilidad en las relaciones de pareja

Bienvenidos/as a esta difícil pero importante conversación. Si estás leyendo esto, me alegra que estés aquí. Si tienes problemas de infertilidad, sé amable contigo mismo/a mientras lees. La infertilidad afecta a las personas de muchas maneras y cada uno tiene su propio camino que recorrer.

Las parejas, no los individuos, cumplen con la definición de infertilidad (incapacidad para concebir después de 12 meses de intentarlo), por lo que un individuo puede enfrentar la infertilidad con una pareja, pero no con otra diferente. Si después de tener relaciones sexuales sin protección una mujer no puede concebir o tener un bebé a término y la condición permanece sin cambios durante al menos un año, es probable que exista un problema de infertilidad. En Estados Unidos, alrededor del 12 porciento de las mujeres entre 15 y 44 años encajan en esta etiqueta. Sin embargo, las mujeres no siempre son la fuente de la infertilidad de una pareja. En aproximadamente un tercio de los casos, los hombres pueden tener dificultades para concebir. En otro tercio de los casos, los hombres son un factor contribuyente. Los hombres deben ser evaluados por un médico si hay antecedentes familiares de infertilidad, si se han sometido a un tratamiento contra el cáncer, si tienen testículos pequeños, escroto inflamado o un conteo bajo de espermatozoides, o si tienen cualquier otra enfermedad testicular, prostática o problemas sexuales.

Cómo la infertilidad afecta la salud mental

Lo cierto es que la maternidad y paternidad tienden a formar parte de los sueños y aspiraciones de la mayoría de las parejas cuando deciden formalizarse. La formación de familias todavía continúa siendo una de las razones principales del porqué las personas forman relaciones de pareja. Es por eso que la infertilidad puede tener un profundo impacto en la salud mental. Cuando hombres y mujeres descubren que no pueden concebir, pueden experimentar las mismas emociones dolorosas que cualquiera que afronta un duelo o una pérdida profunda. Las reacciones comunes incluyen conmoción, frustración, pena, ira, disminución de la autoestima, ansiedad y depresión; pero los sentimientos sobre la infertilidad pueden variar mucho según la fuente de los problemas.

En ocasiones la infertilidad reta las disposiciones socio-culturales acerca de la naturaleza misma de ser mujer o de ser hombre y del propósito fundamental de las relaciones de pareja. Socio-culturalmente se espera no sólo que las mujeres sean capaces de concebir y de parir, sino también que los hombres deben ser capaces de preñarlas. Por lo tanto, la infertilidad tiende a trastocar la percepción personal de feminidad y masculinidad. Asimismo, una pareja sin hijos tiende a verse como una que no ha cumplido su “misión” y podrían ser objeto de burla y trato discriminatorio. En ocasiones hasta se escucha a gobernantes exhortar a la población a que tengan hijos e hijas para resolver un alegado problema de disminución poblacional, sugiriendo de alguna manera que la función fundamental de los seres humanos es fungir como agentes reproductivos. Así que culparse a uno mismo y sentirse fracasado tiende a ser parte del perfil psicológico de las personas que atraviesan esta situación.

Cómo afecta la infertilidad a la relación con tu pareja

1.   El sexo se convierte en un acto desagradable, no en una conexión íntima. El sexo cumple funciones importantes en una relación romántica, incluidos servir como un vehículo para el placer, pasar tiempo de calidad juntos, relajación, lograr más intimidad y fortalecer el sentido de conexión emocional, y sirve como amortiguador contra el estrés. Cuando se trata de problemas de infertilidad, el sexo puede convertirse en un intercambio de presión, ansiedad, frustración y miedo. El cónyuge con pene puede sentir tanta presión y estrés que no puede lograr o mantener una erección, y mucho menos eyacular. Ambos miembros de la pareja pueden estar tan preocupados sobre si las relaciones sexuales resultarán en un embarazo que el sexo se siente como un trabajo desagradable. Cuando el sexo se vuelve estresante, la pareja pierde los importantes beneficios del mismo y, para echarle un poco más de sal a la herida, esto sucede precisamente en el momento en que la pareja más necesita de esta actividad.

2.  La infertilidad puede apoderarse de la relación. Cuando una pareja se enfrenta a un factor estresante tan grande como la infertilidad, puede parecer que éste se está apoderando de la relación. El dolor y el miedo pueden sentirse como una nube obscura que se cierne sobre la relación. Rastrear la ovulación y navegar en un campo minado de dolorosos recordatorios diarios de que aún no tienes el hijo que deseas puede hacerte sentir como si en lo único que piensas o hablas es sobre fertilidad. . Los tratamientos para la infertilidad tienen una desventaja: además del estrés, pueden estancar a la pareja y alejarla de hacer otras cosas que son divertidas, relajantes o que distraen. Esto es importante porque la diversión, la relajación y la distracción nos ayudan a afrontar el estrés, por lo que cuando no hacemos estas cosas, nos volvemos más vulnerables a sentir emociones intensas.

Cómo lidiar con la situación

Si estás pasando por una situación de infertilidad, es importante que encuentres las prácticas de afrontamiento que mejor se adapten a tus necesidades. Recuerda que tu historia de infertilidad es única y tus necesidades también. Aquí algunas sugerencias:

1. Date permiso para estar enojada. Lidiar con la infertilidad tiende a ser profundamente doloroso, por eso se permítete estar enojada. La ira es parte del proceso de duelo. Aprende a expresar ese enojo de manera saludable y permítete sentirlo plenamente.

2. No descuides el autocuidado. El autocuidado físico puede incluir dormir lo suficiente, llevar una dieta saludable y hacer ejercicio con regularidad. El autocuidado mental puede incluir mantener tus pensamientos en el aquí y el ahora, en lugar de perderse en pensamientos sobre el pasado o el futuro.

3. No asistas a actividades relacionadas con bebés. Está bien que te cuides y digas “no” a esas actividades, incluso si quisieras ir. Puede resultar útil para algunos, pero para muchos, estos eventos pueden ser perjudiciales.

4. Crea significado personal. Una de las partes más desgarradoras de la infertilidad es la incertidumbre del futuro. Encontrar significado a tu experiencia más allá de la maternidad o la paternidad puede mantenerte firme en el presente y ayudarte a neutralizar las emociones negativas. También puede proporcionarte un camino a seguir para que no te quedes atrapada en el dolor.

5. Crea significado compartido. Vivir la experiencia traumática de una infertilidad puede acercar a la pareja y motivarlos a crear significados compartidos. Encuentren, como pareja, aquello que les apasione y conviértanlo en su proyecto de vida.

6. Busca la ayuda de un terapeuta. Un terapeuta puede ser una excelente fuente de apoyo. La terapia individual se centra en las inquietudes personales. Es un ambiente cómodo donde puedes compartir tus pensamientos más profundos y el terapeuta te atiende sólo a ti.

7. Asiste a terapia grupal o grupos de apoyo. Este tipo de proceso se realiza con otras personas o parejas de tu área que se han visto afectadas por la infertilidad. Es una plataforma para que otros compartan sus historias y encuentren apoyo unos en otros. Estos procesos aumentan la conexión y las vías de apoyo social, lo que ayuda a muchas personas a sentirse menos aisladas en su experiencia y dolor.

8. Establece un límite de por cuánto tiempo vas a intentar concebir. Cuando se trata de infertilidad, puede resultar difícil seguir intentándolo una y otra vez. Ponte algunos límites para no exponerte a más dolor en el futuro. Decide con tu pareja cuál es el límite y recuerda mantener viva la esperanza durante ese tiempo.

9. Dale permiso a tu pareja para afrontar la situación a su manera. Todos somos diferentes en cómo manejamos el estrés y afrontamos las dificultades. Si manejas las cosas de una manera, no significa que tu pareja tenga que hacer las cosas de esa manera también. Es posible que tengan diferentes mecanismos de afrontamiento, por lo que es importante darse permiso unos a otros para afrontar la situación de la forma que les resulte más cómoda.

10. Restablece la intimidad con tu pareja. Es importante considerar el impacto de la intimidad en la forma en que ambos se enfrentan y se relacionan entre sí. Es importante tener intimidad en cualquier relación, especialmente durante algo tan doloroso como procesar y resolver problemas de infertilidad.

11. Recurre a la lectura de temas puntuales. Esta actividad te ayudará a redefinir principios como la feminidad/masculinidad, la paternidad, la maternidad y la familia; o crear una visión de vida o un legado que no se base en tener un hijo o hija.

En conclusión, el estrés de una infertilidad prolongada conduce a tensiones en las relaciones, insatisfacción e incluso disolución. La infertilidad es un problema de gran importancia entre millones de parejas. En nuestra sociedad, tener un hijo significa vivir una vida plena. Así, las parejas que no pueden hacerlo se sienten estériles e incompletas. Por tanto, la infertilidad es más que un simple problema médico. Afecta a todos los aspectos de la vida, siendo el más importante la salud mental. Una persona puede experimentar una gran variedad de problemas psicológicos, uno de los cuales es el estrés durante períodos prolongados. Además, puede provocar sentimientos de culpa, vacío, ansiedad y depresión.