Las relaciones abiertas

 

En términos generales, las relaciones abiertas no cualifican para terapia de parejas.  Sin embargo, puede que haya algún terapeuta creativo que tome la decisión de conducir procedimientos terapéuticos con este tipo de pareja.  Los modelos teóricos para parejas tienden a estar formulados para relaciones sexualmente exclusivas y compuestas por dos personas.

Así las cosas, y para conocer un poco mejor este tipo de relación, podemos mencionar que en la etapa inicial de una relación, los cónyuges tienden a restarle importancia a cualquier insatisfacción que pudiera surgir en el manejo de la sexualidad. Sin embargo, a la larga, uno de los cónyuges podrá querer más sexo o tendrá necesidades no satisfechas que se convertirán en un tema fundamental en la relación. En la mayoría de los casos es el hombre el que reclamará más frecuencia en la sexualidad, pero en una minoría considerable es la mujer la que experimentará mayor deseo sexual.

El consenso general entre la comunidad profesional de terapeutas de parejas es que las relaciones abiertas tienden a conducir a la miseria emocional de todas las partes involucradas y la investigación científica nos muestra que también tienden a agravar los problemas en la relación.

En ocasiones, una solución frecuentemente practicada es que el cónyuge con menor deseo sexual acepta los deseos del cónyuge con mayor deseo sexual. En el matrimonio tradicional y heterosexual, se considera que la mujer tiene el deber de proporcionar relaciones sexuales siempre que el marido lo desee como parte de sus “deberes de esposa”. Pero en el matrimonio moderno la coerción sexual es inaceptable por completo. Entonces, ¿qué debe hacer el cónyuge sexualmente frustrado? En ocasiones satisface sus necesidades sexuales fuera de la relación e intenta mantener sus aventuras en secreto en una situación comúnmente conocida como “infidelidad”. Sin embargo, una minoría de las relaciones opta por abrir la relación. El fenómeno de las relaciones abiertas ocurre cuando una pareja reconoce que no puede satisfacer sus necesidades sexuales dentro del contexto de una relación monógama, o cuando entiende que no puede satisfacer las necesidades sexuales del otro o de la otra y, por lo tanto, se otorgan permiso para buscar gratificación sexual fuera de la relación.

El consenso general entre la comunidad profesional de terapeutas de parejas es que las relaciones abiertas tienden a conducir a la miseria emocional de todas las partes involucradas y la investigación científica nos muestra que también tienden a agravar los problemas en la relación. No obstante ello, existe también evidencia científica limitada de que para unas pocas parejas, con ciertas características muy específicas, las relaciones abiertas podrían funcionar. Esta investigación limitada muestra que las personas que escogieron abrir sus relaciones son tan felices en sus relaciones como aquellas que son exclusivamente monógamas, pero están más satisfechas sexualmente. Además, estas personas mostraron tener mejores habilidades de comunicación en comparación con aquellos en relaciones tradicionales, y menores niveles de celos y mayores niveles de confianza. Sin embargo, esto no significa que abrir el matrimonio sea una panacea para los problemas de discrepancia sexual en las parejas. Más bien, significa que las personas que ya son buenas para comunicarse, que tienen pocos celos y mucha confianza tienen más probabilidades de sortear con éxito todos los obstáculos que suponen las relaciones abiertas.

Hay tres categorías principales de relaciones abiertas:

  • Swinging. La pareja intercambia pareja con otra pareja, a menudo en la privacidad de uno de sus hogares, pero a veces en clubes de “swingers” que se pueden encontrar en las principales ciudades.
  • Apertura total. A cada cónyuge se le concede permiso para buscar parejas sexuales adicionales, generalmente dentro de ciertas restricciones acordadas por la pareja.
  • Poliamor. Exite una relación primaria, pero uno o ambos cónyuges sostienen relaciones adicionales a largo plazo o con cierto grado de formalidad con otras personas; por lo general, todos los miembros involucrados en la red poliamorosa se conocen y se llevan bien entre sí.

En suma, algunas parejas podrán negociar una solución satisfactoria a las discrepancias en la satisfacción sexual dentro de los límites de la monogamia, mientras que otras decidirán que abrir la relación es la mejor solución. En cualquier caso, lo que queda claro es que la clave para una sexualidad satisfactoria es la participación activa de cada cual en la consecución de su propio placer.

 

 

El “coaching” vs. terapia de parejas

 

Cada vez más personas recurren a la terapia psicológica como una forma de cuidar la salud emocional y mental.  El mayor acceso a los servicios de terapia psicológica que se vive hoy día está ayudando a reducir el estigma que solía existir hacia las personas que solicitaban este tipo de asistencia.

La terapia de pareja es una modalidad terapéutica que se centra en mejorar las relaciones románticas. Al igual que la terapia individual, existen muchas ideologías y escuelas de pensamiento diferentes sobre cómo abordar los problemas de relación, pero el objetivo final de la terapia de pareja es siempre el mismo: mejorar la relación romántica y fomentar una mayor cercanía emocional en la pareja. Sin embargo, la terapia de pareja a menudo conlleva más estigma  que la terapia individual. En el pasado –e incluso hoy en día– a las parejas les preocupa que acudir a un psicólogo significaría admitir la derrota o incluso el fracaso en una relación. Pero esto no podría estar más lejos de la verdad. Ir a terapia es una inversión en su relación que demuestra que no va a claudicar cuando las cosas se pongan difíciles.

La terapia de pareja requiere que usted y su pareja busquen un psicólogo o terapeuta licenciado cercano y se reúnan con él periódicamente. No existe una receta general sobre cuánto tiempo les tomará a usted y a su pareja resolver sus problemas como pareja, por lo que la terapia podría durar algunas semanas, meses o incluso años. La terapia de pareja puede ser costosa para la mayoría de las personas, y no hay forma de evitarlo. A menudo, el seguro médico no cubre estos servicios y puede suponer un costo importante para muchos presupuestos.

Por otro lado, el «coaching» de relaciones se centra en soluciones inmediatas en lugar de diagnosticar y buscar la raíz de los problemas, señalando que a veces las parejas sólo necesitan soluciones inmediatas y no una comprensión completa de por qué surgieron estos conflictos. El «coaching» de relaciones no se considera «servicio de salud mental», por lo que no es necesario que un «coach» de relaciones tenga una licencia para practicar la psicoterapia. Si bien la terapia de pareja tiene sus raíces en la psicología, el «coaching» de relaciones se basa en modelos de crecimiento personal y «coaching» para el éxito. El «coaching» ayuda a alinearlo a usted y a su pareja como un equipo que trabaja hacia un objetivo. El «coaching» de relaciones puede realizarse con un terapeuta tradicional, pero a menudo es alguien que ha pasado por una formación de «coach» de relaciones en lugar de una formación en psicología. La terapia de pareja a menudo se basa en un enfoque más orientado a objetivos a largo plazo. El «coaching» de relaciones elimina algunas de las barreras de la terapia tradicional, ya que normalmente es más barato y conlleva menos tiempo. A pesar de ello, no es la solución para las parejas que tienen problemas profundos en su relación que necesitan ser evaluados y analizados para que la relación mejore.

Al final, la mayor diferencia entre el «coaching» de relaciones y la terapia de pareja es que un «coach» de relaciones se centraría únicamente en ayudarle a mejorar su relación y alcanzar sus objetivos inmediatos; los «coach» de relaciones no practican desde una perspectiva de salud mental.