¿Qué hace que el sexo sea fantástico?

El orgasmo, la conexión emocional y la química son elementos clave en las experiencias de ‘buen sexo’ de las personas.

¿Qué hace que el sexo sea fantástico? Hay algunos elementos clave, pero no son iguales para todos y todas, según este estudio.

Esta investigación proporciona evidencia de que el orgasmo, la conexión emocional y la química son elementos clave en las experiencias de «buen sexo» de las personas. Pero los hallazgos, publicados en Sexuality & Culture, también resaltan que los factores que contribuyen a una experiencia sexual extraordinaria varían ampliamente entre los individuos.

Si bien se han realizado muchas investigaciones sobre las disfunciones sexuales y los factores que las influyen, hay escasez de investigaciones sobre lo que constituye una gran experiencia sexual. Muchas personas obtienen información sobre experiencias sexuales de los medios populares y de la pornografía, que a menudo representan estándares poco realistas. Los autores de este estudio querían investigar y comprender los factores implicados en el «buen sexo», que esperaban que fuera relevante y beneficioso para los profesionales del sexo, los psicólogos de parejas y el público en general.

Con frecuencia a los psicólogos nos preguntan «¿Qué es un buen sexo? ¿Qué constituye un buen sexo? ¿Existe un estándar para eso?” Este tipo de preguntas es la que motivó esta investigación llevada a cabo por Alicia M. Walker, profesora asociada de sociología en la Universidad Estatal de Missouri.

Los investigadores comenzaron reclutando participantes adultos sexualmente activos para entrevistas a través de múltiples plataformas en línea, incluidos sitios de redes sociales y sitios de anuncios clasificados. Las entrevistas se realizaron principalmente por correo electrónico, siguiendo un formato en el que se enviaba una pregunta a la vez y el participante respondía la pregunta. Sobre la base de la respuesta, se plantearían preguntas de seguimiento.

Muchos participantes de esta investigación creían que los orgasmos eran un componente importante del buen sexo. Cuarenta y nueve personas afirmaron que los orgasmos eran un elemento esencial de sus encuentros sexuales. Mientras que algunas sólo enfatizaban su propio orgasmo, otras priorizaban la satisfacción de su pareja. Varios participantes consideraron que los orgasmos mutuos eran un elemento clave para un buen sexo y los orgasmos múltiples eran particularmente importantes para algunas mujeres. Sin embargo, curiosamente, veinte participantes afirmaron que los orgasmos no eran un elemento necesario para que el sexo fuera excelente.

Los aspectos emocionales fueron otro factor destacado por los participantes. Cincuenta y dos participantes sugirieron que una conexión emocional era crucial para tener buen sexo. Sin embargo, hicieron una distinción entre conexión emocional y amor romántico; La conexión emocional no siempre tiene por qué significar amor romántico o amor en absoluto.

Las diferencias de género fueron evidentes en estas respuestas, ya que las mujeres tendían a priorizar la conexión emocional sobre la satisfacción física. Ocho participantes asociaron aspectos emocionales directamente con el amor, mientras que otros lo definieron como confianza y afecto. Por otro lado, dieciséis participantes no estuvieron de acuerdo e insistieron en que no se requería un componente emocional para que el sexo fuera excelente. Además, treinta y seis participantes reconocieron que la química era un componente esencial del buen sexo. Los participantes en general estuvieron de acuerdo en que es algo automático e incontrolable, no algo que se pueda crear artificialmente. Si bien la química era difícil de definir, muchos participantes dijeron que estaba estrechamente relacionada con el agrado y la confianza en la persona con la que mantienen actividades sexuales, lo que les permite «soltarse».

Los hallazgos de esta investigación ilustran que existe una variabilidad considerable en lo que la gente considera esencial para tener un buen sexo, y estos elementos pueden diferir de las expectativas convencionales.

«Tu idea de lo que hace que el sexo sea maravilloso puede ser diferente a la de tu pareja», explicó Walker. «El sexo que es excelente para ti puede ser mediocre o incluso malo para tu pareja. Y muchas veces no tenemos estas conversaciones entre nosotros, pero deberíamos tenerlas. Cuanto más hablamos abiertamente sobre nuestras necesidades y expectativas sexuales, mayor es la probabilidad de que nuestras experiencias cumplan con nuestras expectativas”.

 

Conceptos psicológicos erróneos impiden la satisfacción sexual de las mujeres

Imagina una escena de sexo apasionante entre una mujer y un hombre de tu programa de televisión o película favorita. Es probable que ambas partes lleguen al orgasmo. Pero esto no refleja la realidad, porque durante los encuentros sexuales heterosexuales, las mujeres tienen muchos menos orgasmos que los hombres de manera significativa.

A este fenómeno se le conoce científicamente como la “brecha del orgasmo”. Y está documentado a la saciedad en la literatura científica desde hace más de 20 años.

En un estudio de más de 50,000 personas, el 95% de los hombres heterosexuales dijeron que usualmente o siempre tenían un orgasmo cuando tenían intimidad sexual, mientras que sólo el 45% de las mujeres heterosexuales dijeron lo mismo. Las investigaciones muestran que algunas personas creen que esta brecha se debe a que los orgasmos de las mujeres son biológicamente difíciles de alcanzar. Sin embargo, si esto fuera cierto, las tasas de orgasmo de las mujeres no diferirían según las circunstancias. De hecho, muchos estudios muestran que las mujeres tienen más orgasmos cuando están solas que con su pareja. Al menos el 92% de las mujeres tienen un orgasmo cuando se dan placer a sí mismas. Las mujeres también tienen más orgasmos cuando están en relaciones de compromiso en comparación con el sexo casual. En un estudio de más de 12,000 estudiantes universitarios, sólo el 10% de las mujeres dijeron que tuvieron un orgasmo durante las relaciones sexuales casuales, mientras que el 68% dijo que tuvieron un orgasmo durante las relaciones sexuales que ocurrieron en el contexto de una relación de compromiso. Las mujeres también tienen más orgasmos cuando tienen relaciones sexuales con otras mujeres. En un estudio realizado, el 64% de las mujeres bisexuales dijeron que generalmente o siempre tienen un orgasmo cuando tienen intimidad sexual con otras mujeres.

¿Por qué ocurre esto? En todos estos escenarios donde las mujeres llegan más al clímax, hay un mayor enfoque en la estimulación del clítoris, ya que muchos científicos afirman que los orgasmos vaginales no existen. La mayoría de las mujeres necesitan estimulación del clítoris para llegar al orgasmo, lo cual tiene sentido dado que el clítoris y el pene se originan del mismo tipo de tejido. Y tanto el clítoris como el pene están repletos de terminaciones nerviosas sensibles al tacto y tejido eréctil.

En mi trabajo como psicólogo de parejas, le he preguntado a muchas mujeres: «¿Cuál es tu ruta más confiable hacia el orgasmo?»  En mi estimación, sólo el 4% dice penetración. El otro 96% dice estimulación del clítoris sola o combinada con penetración. Entonces, la razón principal de la brecha en el orgasmo es que las mujeres no obtienen la estimulación del clítoris que necesitan. Y los mensajes culturales sobre la supremacía del coito o la penetración vaginal alimentan esta noción. De hecho, innumerables películas, programas de televisión, libros y obras de teatro retratan a mujeres que alcanzan el orgasmo únicamente con el coito o penetración vaginal, y a veces llegan al extremo de sugerir lo mismo de la penetración anal.

Las revistas masculinas populares también dan consejos sobre posiciones sexuales para llevar a las mujeres al orgasmo. Y aunque algunas de las posiciones incluyen la estimulación del clítoris, el mensaje sigue siendo que el coito o la penetración vaginal es el acto sexual central y más importante.

El lenguaje utilizado en estas fuentes –y en la sociedad en su conjunto– refleja y perpetúa la sobrevaloración del coito. Se usan las palabras «sexo» y «coito» (penetración vaginal) como si fueran lo mismo. Se le resta importancia a la estimulación del clítoris que viene antes del coito como parte de los «juegos previos», implicando que es una forma menor de sexo, y ciertamente para las mujeres no lo es.

Múltiples estudios han demostrado que tales mensajes dan la idea de que el sexo debe desarrollarse de la siguiente manera: juegos previos (sólo para preparar a la mujer para el coito), coito, orgasmo masculino y fin del sexo. En esta versión del sexo, el trabajo del hombre es «darle» a la mujer un orgasmo durando mucho tiempo y empujando con fuerza y energía. No es de extrañar que las investigaciones realizadas en el área encuentren que los hombres se sienten más masculinos o “más hombres” cuando su pareja tiene un orgasmo durante el coito. Y no sorprende que las mujeres finjan orgasmos, principalmente durante el coito, para proteger el ego de su pareja. De hecho, los estudios sugieren que entre el 53% y el 85% de las mujeres admiten fingir orgasmos con regularidad en la relación.

Sin embargo, hay esperanza, porque dado que los factores culturales son responsables de la brecha en el orgasmo, cambiar la forma en que vemos el sexo y las relaciones sexuales ayudará a mejorar las experiencias sexuales de las mujeres. De hecho, es importante educar a la gente sobre el hecho de que las mujeres no tienen una capacidad biológica limitada para alcanzar el orgasmo. Del mismo modo, la educación tanto para hombres como para mujeres sobre el clítoris podría cambiar las reglas del juego.

Aún así, es poco probable que ese conocimiento por sí solo cierre la brecha del orgasmo a nivel personal. Las mujeres también necesitan empoderarse y adquirir habilidades para poner en práctica este conocimiento. Esto significa que se debe alentar a las mujeres a masturbarse para aprender lo que quieren sexualmente. Y esto debe ir acompañado de capacitación en comunicación para que puedan compartir esta información con sus parejas. Las mujeres deben sentirse con derecho a su propio placer y entender que el sexo no es algo que ellas hacen únicamente por el placer de su pareja. Los cónyuges pueden turnarse para tener orgasmos mediante sexo oral o estimulación manual, donde ella tiene un orgasmo seguido del coito. Alternativamente, las mujeres pueden tocarse con las manos o con un vibrador durante el coito. Las investigaciones muestran que las mujeres que usan vibradores tienen más orgasmos.

La igualdad en el orgasmo es mucho más que tener sexo de calidad. Varias mujeres indican que una vez se sintieron empoderadas en el dormitorio, tuvieron más confianza en el resto de su vida.

Es importante destacar que, según un estudio, sentirse con derecho al placer aumenta la seguridad y capacidad de la mujer para decirle a su pareja lo que quiere sexualmente y su disposición para protegerse sexualmente. De hecho, este estudio encontró que sentirse con derecho al placer sexual aumentó la confianza de las mujeres para negarse a realizar actos sexuales con los que no se sentían cómodas y a usar protección contra el embarazo y las infecciones de transmisión sexual.

Según otro estudio sobre educación sexual y placer, cuando los jóvenes aprenden que el sexo debe ser placentero, es menos probable que lo utilicen de forma manipuladora y dañina. Por lo tanto, enseñar que el sexo es un acto de placer para ambas partes, más que algo que se le hace a las mujeres para el placer de los hombres, también podría ayudar a disminuir los niveles de violencia sexual.