Las mujeres y el orgasmo

Existen tantas formas de complacer a una mujer como mujeres existen. Las mujeres poseen diversas preferencias al momento de alcanzar un orgasmo. Debby Herbenick realizó una investigación publicada en el Journal of Sex & Marital Therapy, que examinó las experiencias de las mujeres relacionadas con el orgasmo, el placer sexual y el toque genital. Con una muestra de 1,055 mujeres estadounidenses de 18 a 94 años de edad, Herbenick encontró que en las mujeres, tanto el orgasmo como la calidad de éste es contingente a varios factores. En este estudio, el 36.6% de las participantes indicó que necesitaban estimulación clitórea en orden de poder alcanzar un orgasmo, mientras que el 18.4% indicó que la penetración vaginal era suficiente. Un 36% indicó que la estimulación clitórea no era necesaria para que pudieran alcanzar un orgasmo, pero que mejoraba la calidad de éste grandemente. El 9% indicó que no experimentaban orgasmos durante el sexo.

En cuanto al tipo de estimulación manual u oral que preferían, el 63.7% señaló su preferencia por un movimiento tipo ‘arriba-abajo’ en la vulva y un 51.6% disfrutaba de un uno que sea ‘circular’. Un 30.6% indicó que prefería un movimiento de ‘lado a lado’. Las opciones menos populares fueron recibir golpes en el clítoris y que se ejerza presión en un punto específico. Estas mujeres tampoco favorecieron el halar o el apretar el área.

Lo cierto es que 2/3 partes de las mujeres prefirió la estimulación directa del clítoris y sólo el 5% indicó que preferían que su pareja obviara esta parte por completo. La autora entonces concluye que las mujeres son altamente diversas cuando se trata de lo que les excita y el tipo de toque que encuentran placentero, lo que pone en evidencia la necesidad de que las parejas exploren juntas las posibilidades y de ser abiertas al expresarse mutuamente las técnicas sexuales que prefieren.

La sexualidad en mujeres de 50 años o más

La Sra. Maria Ivone Carvalho Pinto de Sousa Morais se encontraba casi en sus 50 años de edad cuando en 1993 le diagnosticaron una enfermedad vaginal dolorosa conocida como Bartholinitis. En mayo de 1995, se sometió a una cirugía para corregir la situación, justo en el mes que cumplía 50 años de edad. Esta cirugía se llevó a cabo en el Departamento de Ginecología del Central Lisbon Hospital. La operación dañó uno de los nervios y dejó a la Sra. Morais con dolor severo en la región vaginal, depresión e incontinencia, tenía problemas para sentarse y caminar, además de no ser capaz de volver a tener sexo. Como consecuencia, dejó de visitar a sus familiares y amigos, de ir a la playa y al teatro, y hasta consideró el suicidio. La Sra. Morais decidió demandar al hospital ante la corte de Portugal por $93,000.00 por concepto daños, más los gastos de contratar a una empleada doméstica que le asistiera. Sin embargo, la decisión de la corte le resultó adversa. La corte, en una decisión catalogada como sexista y etarista, decidió que la cirugía ocurrió en ‘una edad en la que el sexo no es tan importante como lo es en la juventud’, por lo que redujo la compensación en un tercio.  La Sra. Morais retó esta decisión ante la Corte Europea de Derechos Humanos. La conclusión de esta última fue que el sexo y la edad fueron factores decisivos en la decisión de la corte de Portugal, la cual reflejaba los prejuicios que prevalecen en su sistema de justicia.  Además, concluyó: ‘El asunto bajo consideración aquí no es la edad o el sexo como tal, sino la presunción de que la sexualidad no es tan importante para una mujer de 50 años de edad como lo es para una más joven. Esta presunción refleja la idea tradicional de la sexualidad de la mujer como una esencialmente atada a la reproducción, y, por lo tanto, ignora la relevancia física y psicológica para la autorrealización de las mujeres como personas’. Uno de los jueces, Ganna Yudkivska, catalogó la decisión de la corte de Portugal como ‘humillante y una intromisión insolente en la esfera más íntima de vida privada de la demandante, y una reflexión de la presunción patriarcal de que la vida sexual está atada preponderantemente a la procreación’.  La Sra. Morais planifica regresar a la corte de Portugal, reabrir el caso, y exigir mayor compensación.