Sexo y el proceso terapéutico

En terapia los cónyuges encuentran un espacio seguro para hablar asunto tan sensitivos como los que se relacionan con el sexo.  Las parejas con frecuencia se atascan en un ciclo sexual negativo.  Es importante señalar que cuando las parejas disfrutan de buen sexo, usualmente querrán más éste, lo que les brinda la oportunidad de fortalecer el área de la intimidad.  En terapia exploramos las barreras que podrían existir que les impidan el disfrute de la sexualidad.

Relación con el proceso de terapia

  • La terapia de pareja ofrece un espacio seguro y sin juicio para hablar de la sexualidad, un tema que muchas veces genera vergüenza o incomodidad, permitiendo poner en palabras deseos, miedos y frustraciones.
  • Ayuda a diferenciar entre dificultades sexuales de origen relacional (conflictos, resentimientos, falta de intimidad emocional) y aquellas ligadas a factores individuales o médicos, facilitando un abordaje más preciso.
  • Mejora la comunicación sobre el deseo, las preferencias y los límites, de modo que cada miembro pueda expresar lo que le gusta y lo que no, sin temor a ser criticado o rechazado.
  • A través del trabajo terapéutico, la pareja puede reconstruir la confianza y la intimidad emocional, condiciones fundamentales para que la sexualidad sea vivida con mayor placer, seguridad y entrega.
  • El terapeuta puede ofrecer psicoeducación sobre respuesta sexual, mitos y creencias culturales, ayudando a desmontar expectativas irreales y a normalizar variaciones en el deseo y la frecuencia sexual.
  • Se promueven ejercicios de conexión graduales (caricias, contacto físico no genital, rituales de acercamiento) que ayudan a reducir la presión por “rendimiento” y a recuperar el disfrute del encuentro.
  • La terapia ayuda a negociar diferencias en el deseo sexual (frecuencia, tipo de prácticas, momentos del día) buscando acuerdos realistas que cuiden el bienestar de ambos.
  • Cuando es necesario, el terapeuta puede recomendar la consulta con otros profesionales de la salud (médicos, sexólogos, psiquiatras), integrando estos recursos al plan de tratamiento de la pareja.

 

Infidelidad emocional vs. Infidelidad sexual

La revista Archives of Sexual Behavior publicó un estudio en el que participaron 63,894 personas entre las edades de 18 y 65 años. Esta investigación, realizada por la Universidad de Chapman, reveló que a los hombres heterosexuales les molesta más la infidelidad sexual (un 54% en hombres vs. un 35% en mujeres), mientras que a las mujeres heterosexuales les molesta más la infidelidad emocional (un 65% en las mujeres vs. un 46% en los hombres). No hubo diferencias significativas en los resultados cuando se trata de personas homosexuales o bisexuales. David Frederick, autor de este estudio, concluye que factores como nivel de ingresos, historial de infidelidades, hijos, tipo de relación o tiempo de la relación, no estuvieron relacionados con la mayor o menor inclinación hacia la molestia por una u otra infidelidad. No obstante, los participantes más jóvenes representaron el porcentaje más alto de enfado o molestia ante la infidelidad sexual que los participantes de mayor edad.