Es una fórmula sencilla: si lo que eres y lo que tienes –en tus relaciones, en el hogar o en el trabajo– es lo que deseas, está perfecto; continúa haciendo lo que has estado haciendo y obtendrás más de ello. Sin embargo, si lo que eres y lo que tienes es menos o diferente de lo que quieres, tendrás que realizar algunos cambios básicos en tu vida.