Las relaciones nunca te lo proveen todo. Te proveen algunas cosas. Tomas todas las cosas que deseas de una persona –química sexual, por ejemplo, o buena conversación, o apoyo financiero, o compatibilidad intelectual, o amabilidad, o lealtad– y sólo tienes la oportunidad de escoger tres de ellas. El resto las tienes que buscar en otro lugar. Sólo en las películas podrás encontrar alguien que te dé todas esas cosas. Pero ésta no es una película. En el mundo real, tienes que identificar con cuáles tres características deseas vivir el resto de tu vida, y luego las buscas en otra persona. Esa es la vida real. ¿No ves que es una trampa? Si continúas tratando de encontrarlo todo, terminarás sin nada.