La Sra. Maria Ivone Carvalho Pinto de Sousa Morais se encontraba casi en sus 50 años de edad cuando en 1993 le diagnosticaron una enfermedad vaginal dolorosa conocida como Bartholinitis. En mayo de 1995, se sometió a una cirugía para corregir la situación, justo en el mes que cumplía 50 años de edad. Esta cirugía se llevó a cabo en el Departamento de Ginecología del Central Lisbon Hospital. La operación dañó uno de los nervios y dejó a la Sra. Morais con dolor severo en la región vaginal, depresión e incontinencia, tenía problemas para sentarse y caminar, además de no ser capaz de volver a tener sexo. Como consecuencia, dejó de visitar a sus familiares y amigos, de ir a la playa y al teatro, y hasta consideró el suicidio. La Sra. Morais decidió demandar al hospital ante la corte de Portugal por $93,000.00 por concepto daños, más los gastos de contratar a una empleada doméstica que le asistiera. Sin embargo, la decisión de la corte le resultó adversa. La corte, en una decisión catalogada como sexista y etarista, decidió que la cirugía ocurrió en ‘una edad en la que el sexo no es tan importante como lo es en la juventud’, por lo que redujo la compensación en un tercio. La Sra. Morais retó esta decisión ante la Corte Europea de Derechos Humanos. La conclusión de esta última fue que el sexo y la edad fueron factores decisivos en la decisión de la corte de Portugal, la cual reflejaba los prejuicios que prevalecen en su sistema de justicia. Además, concluyó: ‘El asunto bajo consideración aquí no es la edad o el sexo como tal, sino la presunción de que la sexualidad no es tan importante para una mujer de 50 años de edad como lo es para una más joven. Esta presunción refleja la idea tradicional de la sexualidad de la mujer como una esencialmente atada a la reproducción, y, por lo tanto, ignora la relevancia física y psicológica para la autorrealización de las mujeres como personas’. Uno de los jueces, Ganna Yudkivska, catalogó la decisión de la corte de Portugal como ‘humillante y una intromisión insolente en la esfera más íntima de vida privada de la demandante, y una reflexión de la presunción patriarcal de que la vida sexual está atada preponderantemente a la procreación’. La Sra. Morais planifica regresar a la corte de Portugal, reabrir el caso, y exigir mayor compensación.