Laura y Alberto han estado en una relación de pareja por siete años. Durante este tiempo, han pasado por buenos momentos y por otros no tan buenos. Han notado que con el paso de los años su relación ha ido opacándose. Las discusiones son más frecuentes, al igual que las faltas de respeto mutuas. Laura expresa que todavía siente afecto por Alberto y que le gustaría tener un futuro con él. Alberto opina igual. Sin embargo, ambos sienten que la chispa se ha apagado y cada día se les dificulta más la convivencia.
El caso anterior ilustra una situación por la que pasan comúnmente muchas parejas a diario. Algunas llegan a terapia y otras optan por disolver la relación toda vez que mantenerla viva y vibrante requiere de ambas partes compromiso, esfuerzo, creatividad y consistencia.
La lejanía emocional es tan dañina para las relaciones como la lejanía física
Cuando el vínculo muestra señales de estar quebrantándose, el realizar esfuerzos para reconquistar a tu pareja podría ayudar. Primeramente, vale la pena que analices si existen elementos incompatibles con una relación saludable, tales como desconfianza, infidelidad, maltrato, abuso de sustancias y psicopatologías. Si no existen estos elementos, entonces continúa por considerar si hay algo por lo que debas pedir perdón. Si es así, asegúrate de que ese sea el inicio del proceso. Este enlace te llevará a un artículo que te puede ayudar a entender la importancia del perdón para sanar las relaciones.
Pasemos pues a discutir los aspectos más importantes para una reconquista efectiva de la pareja.
En primer término, veamos el asunto de la proximidad. Mientras más distantes están las personas, en lo físico y en lo emocional, menos probabilidades tienen de lograr una relación exitosa. La lejanía emocional es tan dañina para las relaciones como la lejanía física. Pregúntate cuán conectado emocionalmente estás con tu pareja, cuánto conoces de su mundo interior y cuánto ella conoce del tuyo. Si han llegado a un punto donde es pobre el conocimiento que posees de quién es tu pareja en la actualidad, fomenta las actividades que promuevan la cercanía entre ambos. Asegúrense de conectar y de renovar día a día la amistad marital.
El afecto recíproco y hacerle sentir a tu pareja que realmente te gusta debe ser una labor constante
Las similitudes en la pareja es otro elemento a tomar en consideración durante el proceso de reconquista. Con los años los cónyuges tienden a olvidarse de lo que los unió de primera intención. Al explorar la historia de distintas parejas, vamos a notar que en su inicio poseían intereses, gustos y filosofías similares. Con el tiempo, empiezan a vivir vidas paralelas y pareciera ser que ya no poseen áreas de convergencia. Es importante que los cónyuges encuentren nuevamente cuáles son sus puntos de encuentro, que prioricen y valoren todo lo que los une por encima de lo que los separa.
El afecto recíproco y hacerle sentir a tu pareja que realmente te gusta debe ser una labor constante. Si, por el contrario, criticas a tu pareja continuamente, le faltas el respeto con insultos y nunca le expresas tus sentimientos hacia ella, provocarás que ésta sienta que ya no hay afecto o que el afecto no es recíproco, por lo que probablemente empezará a alejarse. Trata a tu pareja con reverencia, hazla sentir importante y atractiva. Nunca la humilles ni la degrades con insultos o con una conducta de indiferencia, mucho menos frente a otras personas. No pretendas cambiarla, además de que no lo lograrás, le estarás enviando el mensaje de que no te gusta tal y como es. Sé responsivo a las muestras de cariño, al humor y a la espontaneidad, lo cual es también señal de reciprocidad.
Los cambios que incorpores deben ser permanentes, al igual que debe ser permanente tu intención de no cometer los mismos errores
Piensa introspectivamente en cuáles eran esas características de tu personalidad que enamoraron a tu pareja de primera intención y considera reincorporarlas, si es que ya no existen: ¿eras detallista?, ¿poseías buen sentido del humor?, ¿sabías escuchar?, ¿eras espontáneo?, ¿vestías bien?, ¿te ejercitabas?, ¿te arreglabas?, ¿eras afectuoso?, ¿tus acciones reflejaban compromiso con la relación?, ¿le expresabas verbalmente y continuamente tus sentimientos?
Como punto final, recuerda que los cambios que incorpores deben ser permanentes, al igual que debe ser permanente tu intención de no cometer los mismos errores.