Terapia de parejas, Dr. Ismael González, proparejas.com, Puerto Rico, Consejería de Parejas

El uso de la pornografía en la relación

Es difícil llegar a una conclusión firme sobre los verdaderos efectos de la pornografía en las relaciones. El uso y el impacto de la pornografía dentro de las relaciones románticas es bastante complejo. Algunas personas están convencidas de que la pornografía les ha perjudicado irreparablemente, al igual que a sus relaciones, mientras que otras se sienten muy beneficiadas por su consumo.

Hoy en día, las recomendaciones profesionales sobre cómo administrar el uso de la pornografía varían ampliamente. Muchos especialistas recomiendan simplemente aceptar el uso del porno, especialmente por parte de los hombres, como uno natural e inofensivo.

La literatura científica nos dice que entre el 10% y el 98% de los hombres, y entre el 2% y el 88% de las mujeres, usa este tipo de material. Realmente, no tenemos idea de cuántas personas consumen pornografía o con qué frecuencia. Investigaciones de carácter exploratorio llevadas a cabo en esta área revelan que muchos hombres y mujeres reconocen efectos negativos y positivos al llevar a cabo esta práctica. No obstante ello, la opción “sin efectos negativos” parece sobresalir de estos estudios.

Hoy en día, las recomendaciones profesionales sobre cómo administrar el uso de la pornografía varían ampliamente. Muchos especialistas recomiendan simplemente aceptar el uso del porno, especialmente por parte de los hombres, como uno natural e inofensivo. A pesar de que esto podría ser considerado como una visión extrema por parte de algunos, muchos clínicos han sugerido que si una pareja usa la pornografía como un estímulo para la intimidad, o si ambos acceden a leer o ver material pornográfico juntos, entonces su uso está bien. De hecho, muchos profesionales han pensado que podría aumentar la conexión e intimidad en las relaciones de pareja.

Lo cierto es que una gran parte de la investigación científica indica que los efectos del uso de la pornografía, especialmente en una persona que ve con frecuencia estas imágenes en Internet, están relacionados al deterioro de las relaciones en una pareja. Este efecto podría ser, en parte, debido a que la pornografía podría estar actuando como un estímulo súper-normal, esto es, con el tiempo se puede necesitar mucho más de un estímulo normal para lograr la respuesta que evoca un estímulo súper-normal. O sea, los niveles ordinarios del estímulo ya no son interesantes. En otras palabras, el sexo normal y ordinario podría tornarse mucho menos interesante para los usuarios de pornografía. Algunas investigaciones señalan que el uso de pornografía por parte de un cónyuge lleva a la pareja a tener mucho menos sexo y, en última instancia, a reducir la satisfacción en la relación.

Hay muchos otros factores sobre el uso del porno que podrían amenazar la intimidad en una relación. Cuando se mira pornografía, el usuario tiene el control total de la experiencia sexual, a diferencia del sexo normal en el que las personas comparten el control del acto. Por lo tanto, un usuario del porno puede formar la expectativa poco realista de que el sexo en la vida real estará bajo el control de una sola persona. Asimismo, el usuario podría tener la expectativa de que su pareja siempre esté lista y disponible para el coito, y eso también es poco realista. La investigación ha revelado que la congestión genital producida por el consumo de pornografía conduce a un deseo sexual solo el 10% del tiempo en las mujeres y el 59% del tiempo en los hombres.  Es necesario mencionar también que muchos sitios porno incluyen violencia hacia las mujeres, las cuáles tienden a ser objetizadas, degradadas, abusadas o simplemente usadas por los hombres, y quienes, a pesar de las vejaciones, se muestran en un supuesto estado de éxtasis extremo que las conduce a múltiples orgasmos. Esta dinámica es la antítesis de la conexión íntima que se persigue en la sexualidad entre las parejas, sin embargo, muchos hombres admiten que gustan de ver a las mujeres bajo estas condiciones. El efecto real que causa en el aparato psíquico de los hombres el mostrar a las mujeres de esta forma está siendo objeto de estudio en la actualidad.

Por otro lado, cuando las parejas usan el porno para estimularse mutuamente, éste podría ser beneficioso para las relaciones. Investigadores de la Universidad Brigham Young completaron un estudio de 813 estudiantes universitarios y encontraron que el 87% de los hombres y el 31% de las mujeres usa pornografía, y que el 67% de los hombres y el 49% de las mujeres considera que su consumo es aceptable. El uso de la pornografía puede llevar a las parejas a hablar sobre sus preferencias sexuales, y las investigaciones demuestran que hablar sobre el sexo mejora la vida sexual de la pareja y conduce a más orgasmos para las mujeres. Esto definitivamente es bueno.

El uso del porno puede ser un medio para que las parejas discutan abiertamente el sexo y mejoren su vida sexual.

En cuanto a la influencia de la pornografía en las actitudes y deseos sexuales de los hombres, no hay evidencia empírica que muestre un vínculo entre la violencia hacia las mujeres y el uso de la pornografía. Sin embargo, un metanálisis de 2010 de varios estudios encontró una correlación positiva entre el uso de la pornografía y las actitudes apoyando la violencia contra las mujeres.

Podemos entonces concluir que hay alguna evidencia científica que indica que el consumo frecuente de pornografía, especialmente junto con la masturbación –al menos por parte de los hombres– puede reducir la calidad y la cantidad del sexo en una relación de pareja. Por otro lado, el uso del porno puede ser un medio para que las parejas discutan abiertamente el sexo y mejoren su vida sexual. Sin embargo, el consumo excesivo del porno podría conducir a cierto condicionamiento para excitarse sexualmente o alcanzar el orgasmo. Realmente, no existe lo «normal» cuando se trata de cómo el sexo y el uso de la pornografía debe desarrollarse en las relaciones. Si su uso parece estar causando problemas en su relación, entonces debe abordarse y discutirse. Por el contrario, si el uso de la pornografía no parece estar causando problemas, puede que no hayan motivos para preocuparse por ello. De hecho, su relación podría beneficiarse de alguna manera.

El nuevo año y las metas en la relación

Un nuevo año ha llegado y para muchas parejas representa el inicio de un nuevo ciclo o de una nueva etapa en sus vidas. En ocasiones, este momento es el que muchas personas escogen para replantearse la relación. Replantearse la relación podría indicar el reconocimiento de las fortalezas y/o retos que tiene la misma, al tiempo que se analiza si ésta se encuentra en un punto de quiebre o, por el contrario, de crecimiento.

Conocemos el valor de establecer metas y trabajar duro para alcanzarlas.

El nuevo año podría representar el momento oportuno para establecer metas en lo personal, en la relación, en la familia, en las finanzas o en el empleo. Concentrémonos de momento en lo que respecta a metas para la relación de pareja. Conocemos el valor de establecer metas y trabajar duro para alcanzarlas. Lo hacemos constantemente en lo que se refiere a metas profesionales, metas relacionadas con la salud o metas que se relacionan con alcanzar algo que se considera importante, pero rara vez incluimos esfuerzos que se relacionen con el fortalecimiento del vínculo marital. Entonces ¿por qué no tomar este momento para incluir este asunto entre las resoluciones del nuevo año?

Establecer metas para la relación es un proceso que se lleva a cabo en conjunto. ¿Por qué? Al proveerle a tu pareja el espacio para que se exprese como es y para que exponga sus sueños y aspiraciones, aumentará el entendimiento mutuo y mejorará el proceso de comunicación. También, habrán menos malos entendidos, resentimientos y conflictos debido a que cada persona se sentirá escuchada y verá sus necesidades validadas. En este sentido, ambos cónyuges necesitan trabajar como equipo y con sentido de propósito. Cuando obramos con sentido de propósito en un contexto de pareja, tenemos claro lo que queremos y las razones por las cuales estamos en la relación, además de actuar de manera que nuestras acciones mejoren la vida de la otra persona.

Ambos cónyuges necesitan trabajar como equipo y con sentido de propósito.

La mayoría de las parejas están de acuerdo en que lograr una relación feliz y enriquecedora es el objetivo final, pero para llegar ahí es necesario trabajar para ello estableciendo metas a corto plazo. Una de las primeras metas que los cónyuges podrían considerar es determinar qué cosas podrían hacer diariamente en favor de la relación. Los cónyuges pueden involucrarse en un proceso reflexivo acerca de la forma en que están amando a su pareja y qué áreas necesitan mejorar.

Retomemos, por ejemplo, el concepto del trabajo en equipo. Las personas que conforman un equipo conocen que sus acciones individuales afectan al equipo completo. Es lo mismo en las relaciones de pareja. Quienes componen un buen equipo se apoyan mutuamente, confían unos en otros, se comunican adecuadamente y fomentan el compromiso.  Incorporar el concepto del trabajo en equipo en la relación podría ser otro de tus objetivos para este año. No olvides realizar un plan acerca de cómo lograrlo.

Los cónyuges pueden involucrarse en un proceso reflexivo acerca de la forma en que están amando a su pareja.

Ya hemos hablado del apoyo mutuo y del trabajo en equipo como metas que podrías establecer en tu relación. Pero ¿qué tal establecer la meta de hacer una cita romántica una vez a la semana o, tal vez, hacer aquello que siempre han querido hacer y que no han podido? Tal vez, se pueden proponer ahorrar algo de dinero para tomar unas vacaciones a solas y que tenga sólo en propósito de disfrutarse mutuamente, o ingresar en algún programa terapéutico del que tanto han hablado.

No importa las metas que se establezcan, recuerda ser flexible, realizar un plan y evaluarlo periódicamente con el fin de determinar si necesita ser ajustado o rediseñado. Siempre ten presente que tu relación vale la pena. ¡Comienza a vivirla de forma auténtica! Planifica tu vida en pareja. Establece metas. ¡Una relación feliz y gratificante es posible!