Si no somos capaces de mirarnos a nosotros mismos y ser honestos acerca de nuestro dolor y de cómo eso afecta nuestro comportamiento, seguiremos repitiendo los mismos patrones en las relaciones.

Si no somos capaces de mirarnos a nosotros mismos y ser honestos acerca de nuestro dolor y de cómo eso afecta nuestro comportamiento, seguiremos repitiendo los mismos patrones en las relaciones.
Me gusta la gente desordenada; personas que no encajan en modelos preestablecidos o permanecen entre líneas, pero cuya integridad es mayor que cualquier libro de reglas y cuya lealtad es más fuerte que la sangre.