Tuvieron, finalmente, lo único que cualquiera desea realmente en la vida: alguien que agarre tu mano en tu lecho de muerte.

Tuvieron, finalmente, lo único que cualquiera desea realmente en la vida: alguien que agarre tu mano en tu lecho de muerte.
No hay misterio –esa es la belleza de esto. Somos completamente explicables uno al otro, y, a pesar de eso, permanecemos juntos. No hay milagro más grande que ese.