Para vivir tu vida sabiamente, no necesitas saber mucho. Sólo recuerda dos grandes reglas para empezar: mejor pasa hambre que comer cualquier cosa y mejor estar solo que con cualquiera.

Para vivir tu vida sabiamente, no necesitas saber mucho. Sólo recuerda dos grandes reglas para empezar: mejor pasa hambre que comer cualquier cosa y mejor estar solo que con cualquiera.
La mayoría no merecen tus lágrimas… y los que la merecen nunca te harán llorar.