– Leo Buscaglia

Incluso luego de siglos de interacción humana, los niños todavía continúan rebelándose contra sus padres y hermanos. Los jóvenes recién casados ven a sus parientes y padres como obstáculos a su independencia y crecimiento. Los padres ven a los niños como ingratos egoístas. Los esposos abandonan a sus esposas en busca del la hierva más verde de otro lugar. Las esposas forman relaciones con héroes de telenovelas quienes indirectamente traen excitación y romance sus vidas vacías. Los trabajadores con frecuencia odian a sus jefes y compañeros de trabajo e invierten miserables horas con ellos, día tras día. En gran escala, la administración no puede relacionarse con el personal de mano de obra. Se acusan mutuamente de tener intereses propios poco razonables y de ser pequeños de mente. Los grupos religiosos comúnmente quedan atrapados, cada uno en un dogma provincial que resulta en odios y deseos de venganza en el nombre de Dios. Las naciones batallan ciegamente bajo la sombra de la aniquilación mundial por la materialización de sus derechos personales. Los miembros de estos grupos culpan a los grupos rivales por su continuo sentido de frustración, impotencia, falta de progreso y comunicación. Obviamente, no hemos aprendido mucho con los años. No hemos pausado lo suficiente para considerar la simple verdad de que los humanos no nacen con un conjunto de actitudes referente a otras personas, sólo nos las enseñan. Somos los maestros de las futuras generaciones. Somos, por lo tanto, los perpetradores de la confusión y el aislamiento que aborrecemos y que nos mantiene impotentes para encontrar nuevas alternativas. Nos corresponde a nosotros diligentemente descubrir nuevas soluciones y aprender nuevos patrones para relacionarnos, formas más conductivas al crecimiento, la paz, la esperanza y la coexistencia amorosa. Todo lo que es aprendido puede ser desaprendido y reaprendido. En este proceso llamado cambio radica nuestra real esperanza.

– Stephen Russell

Puedes confiar que todas las personas son humanas, con todas las peculiaridades e inconsistencias que los humanos muestran, incluyendo deslealtad, deshonestidad y la más virulenta traición. Todos somos capaces de toda la gama de conductas humanas, dadas las circunstancias, desde la absoluta santidad hasta la miserable depravación. Confiar que alguien limite su campo de acción a sólo una banda estrecha del espectro, es irreal e inevitablemente conducirá a la decepción. Por otro lado, puedes decidir confiar en que esa persona está haciendo lo mejor de acuerdo con su etapa de desarrollo particular, y dar a todo el mundo el lugar que le corresponde. Para que esto funcione, tienes que confiar que has tomado y tomarás las decisiones correctas y que éstas te guiarán en el camino hacia tu crecimiento saludable. Tienes que confiar en ti para salir seguro y enriquecido de cada experiencia. Pero no confíes en lo que estoy diciendo. Escucha y luego decide por ti mismo. ¿Esta información se siente visceralmente bien? Sabes que cuando te confías a alguien es porque visceralmente se siente adecuado y tu corazón se siente cálido.