El final de una relación no siempre es un fracaso. A veces, todo el amor del mundo no basta para salvar algo. En estos casos, no es culpa de ninguno de los dos. Hay cosas que no pueden ser, así de simple.

El final de una relación no siempre es un fracaso. A veces, todo el amor del mundo no basta para salvar algo. En estos casos, no es culpa de ninguno de los dos. Hay cosas que no pueden ser, así de simple.
Cuando estás en una relación, eres consciente de que podría terminar. Podrías distanciarte, encontrar a otra persona, simplemente desenamorarte. Pero una amistad no es un juego donde el beneficio permanece constante, y por eso, asumes que durará para siempre, especialmente una vieja amistad. Das por sentado su permanencia, que quizá sea precisamente lo que la hace tan especial.