Las relaciones son un trampolín para la evolución de nuestras conciencias. Cada interacción que tenemos, ya sea de disfrute o de contraste, nos permite aprender más acerca de quiénes somos y qué queremos en la vida. Nos lleva a un gran alineamiento… siempre que continuemos moviéndonos hacia adelante y no nos apeguemos al dolor, coraje o la autovictimización.