Realiza un ejercicio introspectivo y reconoce tu cuota de responsabilidad en los conflictos que enfrenta la pareja. Cada uno de los cónyuges se impacta mutuamente. Una vez identificas tu aportación a los conflictos, mírate en tu propio espejo y decide qué cosas debes mejorar. Recuerda que hasta que no soluciones lo que te pertenece a ti, correrás de una mala relación a otra mala relación.