Hombres y mujeres que han establecido relaciones libres de mentiras, hablan de ellos mismos con reverencia, incluso, cuando no son relaciones permanentes y, de hecho, incluso cuando no son románticos. ¿Por qué? En una relación libre de mentiras hay una aceptación de quien es cada cual, en lugar de una idealización frívola. Hay un compromiso genuino con la relación más allá de lo inmediato. Cada uno actúa como si estuviera en una relación real que perdurará.