Por: Ruth Bader Ginsburg

En todo buen matrimonio, a veces ayuda ser un poco sordo.  He seguido ese consejo asíduamente, no solamente en casa a través de 56 años de una relación marital sin igual.  Lo he empleado también en cada lugar donde he trabajado, incluyendo la Corte Suprema.  Cuando palabras desconsideradas o desagradables son dichas, es mejor desconectarse.  Reaccionar con coraje o molestia no avanzará nuestra habilidad de persuadir.

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