En todo buen matrimonio, a veces ayuda ser un poco sordo. He seguido ese consejo asíduamente, no solamente en casa a través de 56 años de una relación marital sin igual. Lo he empleado también en cada lugar donde he trabajado, incluyendo la Corte Suprema. Cuando palabras desconsideradas o desagradables son dichas, es mejor desconectarse. Reaccionar con coraje o molestia no avanzará nuestra habilidad de persuadir.