Cuando estamos incompletos, estamos siempre buscando quien nos complete. Cuando, luego de unos pocos años o unos pocos meses de relación, sentimos que todavía estamos insatisfechos, culpamos a nuestras parejas y nos buscamos a otra persona más prometedora. Esto puede continuar […] hasta que admitimos que mientras nuestra pareja puede añadir una dulce dimensión a nuestras vidas, nosotros, cada uno de nosotros, somos responsables por nuestra propia plenitud. Nadie más nos la puede proveer, y creer lo contrario es engañarnos a nosotros mismos peligrosamente, y predisponer fracasos futuros en cada relación en que entremos.