Sólo hay una cosa de la que podemos estar seguros: de nuestro amor mutuo y de nuestro amor por nuestros hijos y familias.
Sólo hay una cosa de la que podemos estar seguros: de nuestro amor mutuo y de nuestro amor por nuestros hijos y familias.
Todos compartimos este mundo, pero por un breve instante en el tiempo. La pregunta es si vivimos ese instante obsesionados con aquello que nos aparta o nos comprometemos con esforzarnos –un esfuerzo sostenido– por encontrar nuestros puntos de convergencia.