Curiosidad del 18 de noviembre de 2016

Una investigación científica –llevada a cabo por Philip H. Smith, de University at Buffalo School of Public Health and Health Professions, en conjunto con el Research Institute on Addictions, y publicada en la edición ‘online’ de Psychology of Addictive Behaviors– examinó durante un año los efectos del consumo de marihuana y su relación con la violencia en las relaciones de pareja.  Los resultados indicaron que el uso de marihuana estuvo relacionado con bajos nieveles de violencia doméstica.  Este estudio, que se llevó a cabo con 634 parejas donde ambos fumaban marihuana no sintética, encontró que estas relaciones eran menos propensas a observar agresiones físicas.  Según los investigadores, es posible que las parejas que consumen marihuana juntas, compartan valores y círculos sociales similares, y que esta similitud sea responsable por la baja propensión al conflicto en la relación.

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Prevención, fortalecimiento y el proceso terapéutico

Tu relación no debe estar necesariamente en conflictos serios o al borde del colapso para acudir a terapia de parejas.  Muchas parejas practican esta modalidad terapéutica de manera periódica como medida de prevención o de mantenimiento para evitar el deterioro de la relación o que los conflictos que sugen a diario escalen a mayores.  En terapia, las parejas encuentran un lugar seguro para resolver sus diferencias, además de adquirir destrezas que le ayudan a fortalecer la relación.  Es una excelente alternativa para lograr que su compromiso funcione.

Relación con el proceso terapéutico

  • La dimensión preventiva en la terapia de pareja busca fortalecer el vínculo antes de que los conflictos se vuelvan crónicos o destructivos, promoviendo una relación más resiliente y saludable.
  • Trabajar desde la prevención permite identificar patrones de comunicación y de interacción que, a largo plazo, podrían generar distancia, resentimiento o rupturas, interviniendo de manera temprana.
  • La terapia preventiva ofrece a la pareja herramientas concretas (habilidades de diálogo, resolución de problemas, regulación emocional) que pueden aplicarse en futuras situaciones de estrés o cambio vital.
  • Al abordar temas sensibles desde una perspectiva preventiva (finanzas, sexualidad, familia de origen, proyectos de vida), se reducen malentendidos y se promueve una mayor claridad de expectativas mutuas.
  • La prevención en terapia de pareja fomenta una cultura de cuidado continuo del vínculo, en lugar de acudir a ayuda solo en momentos de crisis o cuando la relación está al borde de la ruptura.
  • Incorporar una mirada preventiva contribuye al bienestar individual de cada miembro, ya que una relación más estable y colaborativa disminuye el impacto de la conflictividad sobre la salud mental.
  • La dimensión preventiva refuerza la idea de que acudir a terapia de pareja no es señal de fracaso, sino una práctica de madurez y responsabilidad afectiva para proteger y nutrir la relación.

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