Pero sin una reflexión profunda, uno sabe por las experiencias diarias, que uno existe para otra persona – primero que todo para aquellos de cuyas sonrisas y bienestar nuestra propia felicidad es enteramente dependiente, y luego, para los muchos, desconocidos por nosotros, cuyos destinos están unidos por los lazos de la solidaridad.
Por: Eric Ludy
No la conozco todavía… pero si ella me pudiera ver ahora, me gustaría que supiera que la amo.