El amor es un acto de perdón interminable, una mirada tierna que se convierte en un hábito.
La experiencia del cambio en las relaciones
Para muchas de las personas que están en una relación, una de las experiencias más frustrantes resulta del acto de tratar de cambiar a sus parejas o de que sus parejas intenten cambiarlas a ellas. Este tipo de acción le roba a las personas su dignidad e individualidad. Pretender que alguien sienta o actúe de acuerdo con nuestro propio sistema de valores y no con el de él o ella, reduce la relación a una mera manipulación en lugar de amor. La experiencia del cambio es una muy personal y debe surgir de manera orgánica en cada cual y desde el propio reconocimiento y la toma de conciencia de las áreas débiles en la conducta o personalidad que es recomendable que cambien en función de un bien individual o colectivo. Por otro lado, es necesario admitir que para que una relación sobreviva, los cónyuges deben poseer una actitud favorable al cambio y a realizar ajustes, pero no a sacrificar su esencia en favor del deseo o interés de otro/a. El amor debe sacar a flote lo mejor en nosotros/as, pero no cambiar quiénes somos. Los cónyuges deben tener claro que no es su responsabilidad “arreglar” o cambiar a su pareja. La labor de los cónyuges es amarla tal y como es.