El atractivo físico en la relación

Debido al estereotipo de que los hombres le dan más énfasis a la belleza física que las mujeres, estos tienden a poner poco esfuerzo en su propio cuidado personal. Sin embargo, estudios realizados han demostrado que las mujeres heterosexuales colocadas en un detector de mentiras, han admitido que el atractivo físico sí es de mucha importancia para ellas. Estas mujeres, al pensar que estaban conectadas a un instrumento que podría determinar si mentían o no, admitieron que al momento de seleccionar una pareja, sí se sentían influenciadas por el atractivo físico de los hombres, y mientras más atractivos los consideraban, más deseables les parecían. Ocurría lo contrario si no estaban conectadas a este tipo de aparato, cuando indicaban que el atractivo físico no les era de mucha importancia al momento de seleccionar una pareja. Ciertamente, las normas sociales tienden a inhibir a las mujeres a admitir la importancia del atractivo físico de los hombres en las relaciones de pareja. Cuando las relaciones alcanzan cierto nivel de comodidad, los cónyuges, sobre todo los hombres, tienden a descuidar la apariencia o la proyección física. A pesar de que el físico no es el único factor en la atracción entre las personas, sí reviste de gran importancia, y se debe tomar en consideración como parte del conjunto de elementos que deben ser cuidados para evitar que la relación se deteriore.

Infidelidad emocional vs. Infidelidad sexual

La revista Archives of Sexual Behavior publicó un estudio en el que participaron 63,894 personas entre las edades de 18 y 65 años. Esta investigación, realizada por la Universidad de Chapman, reveló que a los hombres heterosexuales les molesta más la infidelidad sexual (un 54% en hombres vs. un 35% en mujeres), mientras que a las mujeres heterosexuales les molesta más la infidelidad emocional (un 65% en las mujeres vs. un 46% en los hombres). No hubo diferencias significativas en los resultados cuando se trata de personas homosexuales o bisexuales. David Frederick, autor de este estudio, concluye que factores como nivel de ingresos, historial de infidelidades, hijos, tipo de relación o tiempo de la relación, no estuvieron relacionados con la mayor o menor inclinación hacia la molestia por una u otra infidelidad. No obstante, los participantes más jóvenes representaron el porcentaje más alto de enfado o molestia ante la infidelidad sexual que los participantes de mayor edad.