Resolución de conflictos y el proceso terapéutico

La clave para la resolución de conflictos en la relación se fundamenta en aprender a escucharse, entender –realmente– el punto de vista del/a otro/a, reconocer el significado emocional que el asunto en cuestión tiene para el/la otro/a y alcanzar como pareja un acuerdo en cuanto a la dirección a seguir para atender la situación.

Relación con el proceso terapéutico

  • La terapia de pareja ofrece un espacio neutral y seguro donde ambos miembros pueden expresar sus puntos de vista sin interrupciones, gritos ni descalificaciones, lo que ya reduce la intensidad del conflicto.
  • El terapeuta ayuda a traducir mensajes cargados de crítica o defensa en expresiones más claras y respetuosas, facilitando que cada uno pueda escuchar y sentirse escuchado.
  • Se enseñan habilidades de comunicación asertiva y escucha activa, que permiten discutir temas difíciles sin caer en ataques personales ni evasión.
  • La terapia ayuda a identificar patrones repetitivos de pelea (culpa, retirada, escalada, silencios prolongados) y a reemplazarlos por formas de interacción más constructivas.
  • A través del proceso terapéutico, la pareja aprende a distinguir entre el problema y la persona, pasando de “tú eres el problema” a “tenemos un problema que podemos resolver juntos”.
  • El terapeuta guía a la pareja a explorar necesidades emocionales subyacentes (reconocimiento, seguridad, afecto) que suelen estar detrás de los conflictos visibles.
  • Se desarrollan estrategias concretas de negociación, acuerdos y reparación después de los conflictos, fortaleciendo la sensación de que los desacuerdos se pueden gestionar sin destruir la relación.
  • La terapia de pareja ayuda a transformar el conflicto en una oportunidad de crecimiento, promoviendo mayor comprensión mutua, empatía y resiliencia en el vínculo.

Asistencia a Terapia y el Proceso Terapéutico

La frecuencia con que asistes a terapia es instrumental en el logro de las metas del tratamiento.   La irregularidad en la asistencia disminuye grandemente las probabilidades de éxito.  La consistencia y la adherencia al tratamiento son factores clave en el fortalecimiento de la relación.

Relación con el proceso terapéutico

  • Asistir con regularidad a terapia de pareja permite dar continuidad al proceso, evitando que los avances se pierdan entre una sesión y otra.
  • La constancia facilita que la pareja mantenga el foco en sus objetivos terapéuticos, en lugar de volver a viejos patrones de conflicto y evitación.
  • La asistencia regular ofrece un espacio estable para procesar emociones difíciles y eventos recientes, sin acumular tensiones que luego estallan de forma descontrolada.
  • La terapia funciona como un entrenamiento: cuanto más frecuente y constante es la práctica de nuevas habilidades, más fácil resulta integrarlas en la vida diaria de la relación.
  • La regularidad fortalece la alianza terapéutica entre la pareja y el profesional, lo que incrementa la confianza, la apertura y la profundidad del trabajo clínico.
  • Acudir puntualmente envía un mensaje de compromiso mutuo: “esta relación es importante y vale la pena el esfuerzo”, lo cual tiene un impacto simbólico positivo en el vínculo.
  • Las sesiones periódicas permiten monitorear el progreso, ajustar las intervenciones y redefinir objetivos según las necesidades cambiantes de la pareja.
  • La asistencia irregular o intermitente suele interrumpir procesos delicados, dejar conversaciones a medias y dificultar la consolidación de cambios significativos en la relación.

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