La historia de las personas transgénero

Transgénero es un término general que describe a las personas cuya identidad o expresión de género no coincide con el sexo que les asignaron al nacer. Por ejemplo, una persona transgénero puede identificarse como mujer a pesar de haber nacido con genitales masculinos.

Aunque las personas transgénero han existido durante cientos e incluso miles de años, según un artículo del Human Rights Campaign (HRC), el movimiento de derechos humanos transgénero existe desde hace menos de cien años. Según Susan Stryker, profesora de Yale University, en el siglo XIX comenzaron a surgir leyes dirigidas específicamente a las personas transgénero. «En la década de 1850, varias ciudades estadounidenses comenzaron a aprobar ordenanzas municipales que hacían ilegal que un hombre o una mujer apareciera en público «con una vestimenta que no perteneciera a su sexo», escribió en su libro «Transgender History».

A principios del siglo XX, la cirugía de reasignación o afirmación de género solo se llevaba a cabo en unos pocos centros médicos especializados en todo el mundo. Uno de los más grandes, en Alemania, fue blanco de los nazis. El Instituto de Sexología o Ciencias Sexuales en Berlín brindó tratamiento a Lili Elbe (cuya historia se hizo famosa por la película de 2015 «La chica danesa»; después de su transición en 1930, fue la primera receptora conocida de un trasplante de útero en un intento de lograr un embarazo, pero murió debido a las complicaciones posteriores) y Dora Richter (mujer trans alemana y la primera persona conocida en someterse a una cirugía completa de afirmación de género de hombre a mujer). Cuando Hitler llegó al poder en 1933, este instituto prácticamente fue destruido y sus archivos y biblioteca fueron quemados públicamente. El Instituto volvió a surgir, esta vez en Frankfurt, en 1973.

La atención médica para personas transgénero no surgió por completo hasta la segunda mitad del siglo XX, aunque todavía era muy limitada y en muchos países la cirugía de afirmación de género seguía siendo ilegal. En Estados Unidos, el Programa de Disforia de Género de Stanford en Palo Alto, California, asociado con el médico pionero en atención médica transgénero, Harry Benjamin, no se fundaría hasta 1968. Alguna asistencia médica para personas trans estaba disponible en Suecia y en el Hospital Universitario de Copenhague de Dinamarca, que proporcionó intervenciones quirúrgicas a la mujer trans estadounidense Christine Jorgensen a principios de la década de 1950, después de haber obtenido un permiso legal especial del Ministro de Asuntos Exteriores danés.

 

¿Qué hace que el sexo sea fantástico?

El orgasmo, la conexión emocional y la química son elementos clave en las experiencias de ‘buen sexo’ de las personas.

¿Qué hace que el sexo sea fantástico? Hay algunos elementos clave, pero no son iguales para todos y todas, según este estudio.

Esta investigación proporciona evidencia de que el orgasmo, la conexión emocional y la química son elementos clave en las experiencias de «buen sexo» de las personas. Pero los hallazgos, publicados en Sexuality & Culture, también resaltan que los factores que contribuyen a una experiencia sexual extraordinaria varían ampliamente entre los individuos.

Si bien se han realizado muchas investigaciones sobre las disfunciones sexuales y los factores que las influyen, hay escasez de investigaciones sobre lo que constituye una gran experiencia sexual. Muchas personas obtienen información sobre experiencias sexuales de los medios populares y de la pornografía, que a menudo representan estándares poco realistas. Los autores de este estudio querían investigar y comprender los factores implicados en el «buen sexo», que esperaban que fuera relevante y beneficioso para los profesionales del sexo, los psicólogos de parejas y el público en general.

Con frecuencia a los psicólogos nos preguntan «¿Qué es un buen sexo? ¿Qué constituye un buen sexo? ¿Existe un estándar para eso?” Este tipo de preguntas es la que motivó esta investigación llevada a cabo por Alicia M. Walker, profesora asociada de sociología en la Universidad Estatal de Missouri.

Los investigadores comenzaron reclutando participantes adultos sexualmente activos para entrevistas a través de múltiples plataformas en línea, incluidos sitios de redes sociales y sitios de anuncios clasificados. Las entrevistas se realizaron principalmente por correo electrónico, siguiendo un formato en el que se enviaba una pregunta a la vez y el participante respondía la pregunta. Sobre la base de la respuesta, se plantearían preguntas de seguimiento.

Muchos participantes de esta investigación creían que los orgasmos eran un componente importante del buen sexo. Cuarenta y nueve personas afirmaron que los orgasmos eran un elemento esencial de sus encuentros sexuales. Mientras que algunas sólo enfatizaban su propio orgasmo, otras priorizaban la satisfacción de su pareja. Varios participantes consideraron que los orgasmos mutuos eran un elemento clave para un buen sexo y los orgasmos múltiples eran particularmente importantes para algunas mujeres. Sin embargo, curiosamente, veinte participantes afirmaron que los orgasmos no eran un elemento necesario para que el sexo fuera excelente.

Los aspectos emocionales fueron otro factor destacado por los participantes. Cincuenta y dos participantes sugirieron que una conexión emocional era crucial para tener buen sexo. Sin embargo, hicieron una distinción entre conexión emocional y amor romántico; La conexión emocional no siempre tiene por qué significar amor romántico o amor en absoluto.

Las diferencias de género fueron evidentes en estas respuestas, ya que las mujeres tendían a priorizar la conexión emocional sobre la satisfacción física. Ocho participantes asociaron aspectos emocionales directamente con el amor, mientras que otros lo definieron como confianza y afecto. Por otro lado, dieciséis participantes no estuvieron de acuerdo e insistieron en que no se requería un componente emocional para que el sexo fuera excelente. Además, treinta y seis participantes reconocieron que la química era un componente esencial del buen sexo. Los participantes en general estuvieron de acuerdo en que es algo automático e incontrolable, no algo que se pueda crear artificialmente. Si bien la química era difícil de definir, muchos participantes dijeron que estaba estrechamente relacionada con el agrado y la confianza en la persona con la que mantienen actividades sexuales, lo que les permite «soltarse».

Los hallazgos de esta investigación ilustran que existe una variabilidad considerable en lo que la gente considera esencial para tener un buen sexo, y estos elementos pueden diferir de las expectativas convencionales.

«Tu idea de lo que hace que el sexo sea maravilloso puede ser diferente a la de tu pareja», explicó Walker. «El sexo que es excelente para ti puede ser mediocre o incluso malo para tu pareja. Y muchas veces no tenemos estas conversaciones entre nosotros, pero deberíamos tenerlas. Cuanto más hablamos abiertamente sobre nuestras necesidades y expectativas sexuales, mayor es la probabilidad de que nuestras experiencias cumplan con nuestras expectativas”.