Conceptos psicológicos erróneos impiden la satisfacción sexual de las mujeres

Imagina una escena de sexo apasionante entre una mujer y un hombre de tu programa de televisión o película favorita. Es probable que ambas partes lleguen al orgasmo. Pero esto no refleja la realidad, porque durante los encuentros sexuales heterosexuales, las mujeres tienen muchos menos orgasmos que los hombres de manera significativa.

A este fenómeno se le conoce científicamente como la “brecha del orgasmo”. Y está documentado a la saciedad en la literatura científica desde hace más de 20 años.

En un estudio de más de 50,000 personas, el 95% de los hombres heterosexuales dijeron que usualmente o siempre tenían un orgasmo cuando tenían intimidad sexual, mientras que sólo el 45% de las mujeres heterosexuales dijeron lo mismo. Las investigaciones muestran que algunas personas creen que esta brecha se debe a que los orgasmos de las mujeres son biológicamente difíciles de alcanzar. Sin embargo, si esto fuera cierto, las tasas de orgasmo de las mujeres no diferirían según las circunstancias. De hecho, muchos estudios muestran que las mujeres tienen más orgasmos cuando están solas que con su pareja. Al menos el 92% de las mujeres tienen un orgasmo cuando se dan placer a sí mismas. Las mujeres también tienen más orgasmos cuando están en relaciones de compromiso en comparación con el sexo casual. En un estudio de más de 12,000 estudiantes universitarios, sólo el 10% de las mujeres dijeron que tuvieron un orgasmo durante las relaciones sexuales casuales, mientras que el 68% dijo que tuvieron un orgasmo durante las relaciones sexuales que ocurrieron en el contexto de una relación de compromiso. Las mujeres también tienen más orgasmos cuando tienen relaciones sexuales con otras mujeres. En un estudio realizado, el 64% de las mujeres bisexuales dijeron que generalmente o siempre tienen un orgasmo cuando tienen intimidad sexual con otras mujeres.

¿Por qué ocurre esto? En todos estos escenarios donde las mujeres llegan más al clímax, hay un mayor enfoque en la estimulación del clítoris, ya que muchos científicos afirman que los orgasmos vaginales no existen. La mayoría de las mujeres necesitan estimulación del clítoris para llegar al orgasmo, lo cual tiene sentido dado que el clítoris y el pene se originan del mismo tipo de tejido. Y tanto el clítoris como el pene están repletos de terminaciones nerviosas sensibles al tacto y tejido eréctil.

En mi trabajo como psicólogo de parejas, le he preguntado a muchas mujeres: «¿Cuál es tu ruta más confiable hacia el orgasmo?»  En mi estimación, sólo el 4% dice penetración. El otro 96% dice estimulación del clítoris sola o combinada con penetración. Entonces, la razón principal de la brecha en el orgasmo es que las mujeres no obtienen la estimulación del clítoris que necesitan. Y los mensajes culturales sobre la supremacía del coito o la penetración vaginal alimentan esta noción. De hecho, innumerables películas, programas de televisión, libros y obras de teatro retratan a mujeres que alcanzan el orgasmo únicamente con el coito o penetración vaginal, y a veces llegan al extremo de sugerir lo mismo de la penetración anal.

Las revistas masculinas populares también dan consejos sobre posiciones sexuales para llevar a las mujeres al orgasmo. Y aunque algunas de las posiciones incluyen la estimulación del clítoris, el mensaje sigue siendo que el coito o la penetración vaginal es el acto sexual central y más importante.

El lenguaje utilizado en estas fuentes –y en la sociedad en su conjunto– refleja y perpetúa la sobrevaloración del coito. Se usan las palabras «sexo» y «coito» (penetración vaginal) como si fueran lo mismo. Se le resta importancia a la estimulación del clítoris que viene antes del coito como parte de los «juegos previos», implicando que es una forma menor de sexo, y ciertamente para las mujeres no lo es.

Múltiples estudios han demostrado que tales mensajes dan la idea de que el sexo debe desarrollarse de la siguiente manera: juegos previos (sólo para preparar a la mujer para el coito), coito, orgasmo masculino y fin del sexo. En esta versión del sexo, el trabajo del hombre es «darle» a la mujer un orgasmo durando mucho tiempo y empujando con fuerza y energía. No es de extrañar que las investigaciones realizadas en el área encuentren que los hombres se sienten más masculinos o “más hombres” cuando su pareja tiene un orgasmo durante el coito. Y no sorprende que las mujeres finjan orgasmos, principalmente durante el coito, para proteger el ego de su pareja. De hecho, los estudios sugieren que entre el 53% y el 85% de las mujeres admiten fingir orgasmos con regularidad en la relación.

Sin embargo, hay esperanza, porque dado que los factores culturales son responsables de la brecha en el orgasmo, cambiar la forma en que vemos el sexo y las relaciones sexuales ayudará a mejorar las experiencias sexuales de las mujeres. De hecho, es importante educar a la gente sobre el hecho de que las mujeres no tienen una capacidad biológica limitada para alcanzar el orgasmo. Del mismo modo, la educación tanto para hombres como para mujeres sobre el clítoris podría cambiar las reglas del juego.

Aún así, es poco probable que ese conocimiento por sí solo cierre la brecha del orgasmo a nivel personal. Las mujeres también necesitan empoderarse y adquirir habilidades para poner en práctica este conocimiento. Esto significa que se debe alentar a las mujeres a masturbarse para aprender lo que quieren sexualmente. Y esto debe ir acompañado de capacitación en comunicación para que puedan compartir esta información con sus parejas. Las mujeres deben sentirse con derecho a su propio placer y entender que el sexo no es algo que ellas hacen únicamente por el placer de su pareja. Los cónyuges pueden turnarse para tener orgasmos mediante sexo oral o estimulación manual, donde ella tiene un orgasmo seguido del coito. Alternativamente, las mujeres pueden tocarse con las manos o con un vibrador durante el coito. Las investigaciones muestran que las mujeres que usan vibradores tienen más orgasmos.

La igualdad en el orgasmo es mucho más que tener sexo de calidad. Varias mujeres indican que una vez se sintieron empoderadas en el dormitorio, tuvieron más confianza en el resto de su vida.

Es importante destacar que, según un estudio, sentirse con derecho al placer aumenta la seguridad y capacidad de la mujer para decirle a su pareja lo que quiere sexualmente y su disposición para protegerse sexualmente. De hecho, este estudio encontró que sentirse con derecho al placer sexual aumentó la confianza de las mujeres para negarse a realizar actos sexuales con los que no se sentían cómodas y a usar protección contra el embarazo y las infecciones de transmisión sexual.

Según otro estudio sobre educación sexual y placer, cuando los jóvenes aprenden que el sexo debe ser placentero, es menos probable que lo utilicen de forma manipuladora y dañina. Por lo tanto, enseñar que el sexo es un acto de placer para ambas partes, más que algo que se le hace a las mujeres para el placer de los hombres, también podría ayudar a disminuir los niveles de violencia sexual.

 

El rol de los hombres en el orgasmo femenino

Los orgasmos en las mujeres deben ser experienciados cuando estos sean deseados y no deben ser considerados como algo que los hombres le ‘dan’ como muestra de su pericia.

Los hombres que tienen sexo con mujeres definitivamente juegan un rol importante en la consecución de un orgasmo por parte de estas últimas. Sin embargo, para muchos hombres, su interés en el orgasmo en las mujeres radica más en el sentirse bien acerca de su masculinidad y sus habilidades amatorias que en el placer de la mujer en sí. Esto podría explicar el porqué muchos hombres se sienten presionados a provocar orgasmos en las mujeres y también podría explicar el porqué muchas mujeres fingen los mismos; estas entienden que sus orgasmos básicamente sirven para alimentar el ego de sus parejas.

Los hombres tienden a sentirse más hombres cuando la mujer con la que están teniendo sexo alcanza el clímax, máxime cuando la mujer posee un historial de pocos o ningún orgasmo con parejas anteriores. Infortunadamente, esto también podría contribuir a la poca receptividad que muestran muchos al “feedback” de las mujeres acerca de cómo mejorar sus destrezas sexuales, toda vez que esto podría representar una amenaza a la autoestima, abonando así a un sentimiento de incompetencia o de falta de masculinidad. Así las cosas, podemos ver que la masculinidad heteronormativa es, por lo tanto, un problema tanto para hombres como para mujeres y necesita ser atendido desde la perspectiva social y personal.

Los orgasmos en las mujeres deben ser experienciados cuando estos sean deseados y no deben ser considerados como algo que los hombres le “dan” como muestra de su pericia. Es claro que ideas culturales acerca de la masculinidad presionan a los hombres para que sientan que deben cumplir con un modelo preestablecido que termina siendo negativo para la sexualidad de la pareja.