Las relaciones de pareja sin actividad sexual, ¿qué son y cómo sobrellevarlas?

Las parejas pueden dejar de tener sexo por la elección de uno o ambos cónyuges o debido a circunstancias ajenas a su control, como por ejemplo, la distancia física o alguna condición de salud. No es ningún secreto que las relaciones de pareja tienden a perder lustre con el tiempo. Uno o ambos miembros de la pareja pueden tener un deseo sexual bajo y optar por no tener relaciones sexuales con mucha frecuencia o incluso no tenerlas. Otras veces la vida se interpone en el camino: la actividad sexual de una pareja puede verse interrumpida por un embarazo o un nuevo bebé, una carga de trabajo exigente, problemas de salud, orientaciones sexuales mixtas, falta de atracción física, falta de amor o deseo, incompatibilidad en preferencias sexuales, o envejecimiento en general.

Ante esta situación, ¿qué dicen los números? En un estudio publicado en 2018 en Archives of Sexual Behavior, los investigadores encuestaron a casi 18,000 adultos estadounidenses y descubrieron que poco más del 15 porciento de las personas casadas no había tenido relaciones sexuales el año anterior. Es más, el 13,5 porciento no las había tenido en cinco años. Esas cifras tienden a aumentar a medida que la gente envejece. Otro estudio publicado en mayo de 2019 en el Journal of Gerontology encuestó a 1,900 adultos casados de entre 57 y 85 años y encontró que el 40 porciento no había tenido relaciones sexuales el año anterior. Pero estos números, inclusive, pueden que estén lejos de la realidad. A menudo es tabú hablar de sexo o vergonzoso admitir ante los demás que uno está en una relación sin actividad sexual. En mi práctica como psicólogo, de las parejas con las que trabajo en terapia, alrededor del 50 porciento está en relaciones sin actividad sexual.

Ser negligente con las necesidades sexuales de tu pareja puede constituir abuso.

La intimidad sexual es necesaria en toda relación de pareja romántica. El sexo es una necesidad humana. El sexo y la pasión sexual son los elementos principales que determinan la diferencia entre una pareja romántica y una pareja de meros compañeros. Existe una responsabilidad sexual en la relación. Ser negligente con las necesidades sexuales de tu pareja puede constituir abuso. De hecho, el sexo es una de las principales razones por la que las personas eligen tener una relación de pareja. Tener intimidad sexual en una relación es bueno para el vínculo emocional y excelente para la salud y el bienestar físico y psicológico. Dado que el sexo es una forma de actividad física, puede quemar alrededor de 150 calorías por hora. Por lo tanto, una vida sexual saludable puede tener beneficios protectores para el corazón. Un estudio publicado en julio de 2019 en The American Journal of Medicine encontró que los sobrevivientes de ataques cardíacos que tenían relaciones sexuales más de una vez a la semana tenían un 27 porciento menos de probabilidades de morir durante las siguientes dos décadas en comparación con aquellos que no tuvieron relaciones sexuales en absoluto. Investigaciones anteriores demostraron que tener relaciones sexuales dos veces por semana se asociaba con un menor riesgo de enfermedad cardiovascular en los hombres. La oxitocina, las endorfinas y la dopamina liberadas durante las relaciones sexuales también pueden ayudar a aliviar el estrés y promover un mejor sueño.

Igualmente importante que los beneficios físicos de la intimidad y la gratificación sexual es la recompensa psicológica y emocional. El sexo sano y satisfactorio ayuda a forjar un fuerte vínculo emocional en una relación. Y los beneficios de esa cercanía van mucho más allá del dormitorio. Saber que eres deseado y aceptado te ayuda a sentirte bonita/o, atractiva/o, valioso, seguro de ti y aumenta tu sensación general de bienestar. Por otro lado, el sexo no es sólo una cuestión de “conectarse” con otro cuerpo sino de conectarse y comunicarse con el cuerpo y el alma de otra persona.

El sexo sano y satisfactorio tampoco siempre se trata de una penetración o un orgasmo. La gente pasa por alto el aspecto placentero del sexo. Hay una satisfacción que proviene de sesiones ténues en las que puedes simplemente tocar y explorar. Tener ese tipo de variabilidad y cambiar la rutina es una parte importante del sexo satisfactorio.

A pesar de esto, muchas parejas eligen no tener sexo en sus relaciones de pareja. Veamos algunas de las razones. Comenzamos por definir eso de “pareja sin actividad sexual”. Si bien no existe una definición científica de una relación de pareja «sin actividad sexual» dado que la definición de sexualidad es una sumamente abarcadora, generalmente se considera que esto ocurre cuando una pareja no ha tenido intimidad sexual durante al menos seis meses. Algunos teorizantes afirman que luego de ocho meses de una pareja haber escogido voluntariamente no tener actividad sexual, le será prácticamente imposible reincorporar esta práctica en la relación.

Falta de conexión emocional, impulsos sexuales desiguales, resentimiento, infidelidad, una relación tóxica, niveles elevados de estrés, miedo al embarazo, baja autoestima, depresión, ansiedad, preocupaciones, trauma sexual, disfunción sexual, falta de alegría y placer, egoísmo por parte de uno de los cónyuges, la eyaculación prematura y la falta de variedad pueden provocar inapetencia sexual o aburrimiento entre las sábanas, y todo ello influye en una disminución del deseo sexual.

¿Qué se puede hacer?

  • Si estás en una relación sin sexo y quieres que esto cambie, lo primero que debes preguntarte es: ¿están tú y tu pareja contentos con no tener relaciones sexuales? Si la contestación es “no”, entonces lee los siguientes apartados.
  • Si estás en una relación sin sexo y quieres que esto cambie, los expertos enfatizan la importancia de una comunicación honesta. Muy a menudo, puede surgir presión cuando una pareja se siente incomprendida sobre lo que le ha llevado a experimentar una disminución en el deseo sexual.
  • Si estás en una relación sin sexo y quieres que esto cambie, es importante explorar lo que tu deseo sexual (o la falta de él) dice sobre tu salud física. A veces puede ser necesaria una visita a tu médico para un examen físico. Por supuesto, tienes derecho a decidir si quieres tener relaciones sexuales o no, pero te debes a ti mismo y a tu pareja explorar las razones por las que te sientes así, ya que tener una vida sexual saludable tiene muchos beneficios en lo personal y en el contexto de una relación.
  • Si estás en una relación sin sexo y quieres que esto cambie, explora más y experimenta con sexo saludable. Siempre que las elecciones sexuales sean consensuadas por ambas partes y no impliquen abuso ni angustia, explorar nuevos territorios también puede ser emocionante y liberador.
  • Si estás en una relación sin sexo y quieres que esto cambie, recuerda que la autoestimulación y la masturbación brindan retroalimentación importante. Saber qué te provoca sexualmente te ayudará a guiar a tu pareja a hacer lo mismo: fantasías, juguetes, películas eróticas, entorno físico, juegos previos, etc.
  • Si estás en una relación sin sexo y quieres que esto cambie, siempre se recomienda la terapia de pareja o una visita a un sexólogo si uno o ambos miembros de la pareja no están contentos con el sexo en su relación y no se han sentido exitosos en sus esfuerzos por superar la situación hasta el momento. Cuanto antes busques ayuda, más fácil será abordar y resolver los problemas.
  • Si estás en una relación sin sexo y quieres que esto cambie, es importante comenzar por confrontarte a ti mismo/a acerca de cuál es tu verdadera orientación sexual o identidad de género, y cuál percibes es la de tu pareja, si tu pareja todavía te atrae, si todavía sientes pasión por él o por ella, si realmente te sientes enamorado de él o de ella o si lo que sientes es otro tipo de amor, si posees realmente la disposición de trabajar en la situación y si esperas que la situación cambie en el futuro. Luego de realizar este ejercicio instrospectivo, sincérate con tu pareja y vean a dónde el camino les conduce.
  • Si estás en una relación sin sexo y NO quieres que esto cambie, es momento de renegociar los términos de tu relación. Existen múltiples razones por las cuales muchas personas permanecen en relaciones de pareja con ausencia de actividad sexual. Es importante de que te asegures que tu pareja está en tu misma sintonía. De lo contrario, esta última tendrá unas expectativas irreales de la relación que podrían ser detonantes de múltiples conflictos. La decisión de no tener sexo en la relación no puede ser tomada de forma unilateral. No estás obligado/a a tener sexo con tu pareja, pero si tomas esta decisión, se hace necesario que se lo informes claramente, sin ambages o tapujos, así le darás la oportunidad de consentir o no en algo que podría tener repercusiones serías en su salud física y emocional.

Conclusión

Infortunadamente, el sexo en la relación no es un hecho garantizado. Es un acto mutuamente acordado que realiza una pareja para sentir placer y conexión. Cuando hay una razón física detrás de la falta de relaciones sexuales, como un problema de salud, y ambos cónyuges han acordado que, como resultado, están bien con su ritmo de actividad sexual, pueden ser felices. Después de todo, hay otras formas en que las parejas pueden tener intimidad física, como abrazarse, besarse, tomarse de la mano y frotarse la espalda, por nombrar algunas. La buena salud sexual es mucho más que practicar sexo coital o poder tener una erección. La salud sexual se trata de cómo te ves a ti mismo como un ser sexual, tu capacidad para abrazar y disfrutar tu sexualidad y tu sentido de ser verdaderamente dueño de tus acciones y elecciones sexuales. Hay muchas maneras de ser sexual en una relación sin llegar a realizar un acto de penetración. Habla con tu terapeuta. Podría ayudar.

Las relaciones de sexualidad mixta, ¿qué son y cómo sobrellevarlas?

Existen relaciones de pareja consideradas heterosexuales donde uno de los cónyuges es homosexual o bisexual. En ocasiones esta situación es del conocimiento del cónyuge heterosexual, en otras no, mientras que en una cantidad significativa de los casos existen sospechas.

Preste atención a estos comentarios producto de sesiones de terapia:

En mi caso, estuve casado con una mujer durante 16 años antes de darme cuenta de que era bisexual. Todavía estamos casados y ella sabía que yo era bisexual antes que yo. Entonces en mi caso ya estaba en una relación hetero cuando me di cuenta de mi sexualidad.
No me di cuenta completamente de que era bisexual hasta que llevé varios años de relación con mi esposo. Las chicas lindas me ponen muy nerviosa porque nunca tuve la oportunidad de tener experiencia coqueteando con mujeres.
No acepté mi bisexualidad hasta los veintitantos y ya llevaba algunos años en una relación con un hombre. Lo que, por supuesto, me generó muchas dudas y sentimientos encontrados durante muchos años más.
¡Me identifico con el hecho de sentirme inadecuado! Soy lo suficientemente bueno para una mujer, pero no para un hombre. Luego me digo cosas como ‘una relación hetero hace que tener hijos sea más fácil’ y ‘salir con hombres de vez en cuando funciona bastante bien, así que no es necesario buscar más’.
Soy bi, pero si empiezas a desglosarlo hasta el meollo de la cuestión, probablemente me describirían como un homosexual heteroromántico.
Negué ser gay hasta hace poco porque en mi niñez me enseñaron que era vergonzoso ser gay. Sentí que estar con una mujer siempre fue una opción más válida en mi mente. Estoy deshaciendo todas esas creencias, pero eso es después de haber estado en una relación amorosa con una mujer durante los últimos seis años.
Soy un hombre bisexual, me gustan las mujeres masculinas, los hombres afeminados y las personas no binarias. Básicamente, cualquiera que desafíe las normas de género (según mi psicóloga). También vivo en un área muy rural y hay muchas más mujeres de mi tipo que hombres de mi tipo.

¿Por qué ocurren situaciones como éstas?

Para muchos, estar en una relación heterosexual es equivalente a alejarse del estigma, la vergüenza y el sufrimiento, es estar más cercano al paradigma de la ‘normalidad’, el cual inherentemente conlleva privilegios, como tener una familia, sentirse seguro caminando por la calle de la mano de la pareja y no tener dificultades con presentársela a otras personas. Otras personas gays o bisexuales entran en relaciones heterosexuales por razones religiosas, por guardar las apariencias, por presiones familiares, por problemas de autoaceptación o por la ignorancia o confusión referente a la propia orientación sexual.

Las parejas de sexualidad mixta o de orientación sexual mixta se han definido como cualquier pareja casada heterosexualmente en donde uno de los cónyuges experimenta una atracción significativa hacia personas de el mismo sexo. En tales parejas, el cónyuge de minoría sexual puede o no identificarse como lesbiana, gay o bisexual en su orientación, mientras que el otro cónyuge probablemente se identifica como heterosexual. Es imposible determinar la tasa exacta de la prevalencia de esta situación en Puerto Rico, sin embargo, se estima que en Estados Unidos en la actualidad un aproximado de 2 millones de personas lesbianas, gays o bisexuales estuvieron casadas en relaciones heterosexuales en el pasado. De esta cifra, un 42% de los hombres autoidentificados como homosexuales y bisexuales informaron haber estado casados heterosexualmente en algún momento. Otro estudio reciente sobre sexualidad entre los adultos encontró que actualmente el 0,4% de los hombres casados, el 0,5% de los hombres que cohabitan y el 1,5% de los hombres que han estado casados, todos en relaciones consideradas heterosexuales, se identificaron como bisexuales o gays. Entre las mujeres del mismo estudio, el 2,1% de las casadas, el 6,2% de las que cohabitan y el 3,8% de las mujeres que estuvieron casadas, todas en relaciones consideradas heterosexuales, se identificaron como bisexuales o lesbianas. En conjunto, los datos disponibles sugieren que hay un número considerable de parejas de sexualidad mixta en la población adulta de Estados Unidos.

Las parejas de sexualidad mixta enfrentan desafíos únicos, que incluyen el navegar o explorar su identidad sexual dentro de la relación, posible actividad sexual extramatrimonial y cómo lidiar con la presión negativa de la familia y las personas externas. Es comprensible que estos desafíos puedan, en última instancia, afectar la relación.

En general, la investigación científica disponible sugiere que la mayoría de las parejas de sexualidad mixta experimenta una baja satisfacción en la relación y, en última instancia, no logran mantenerla a largo plazo. A las parejas que han podido permanecer juntas luego de haber habido una admisión o confesión por parte de uno de los cónyuges de su atracción hacia personas de su mismo sexo se les denomina como «parejas resilientes». Estas parejas resilientes a menudo informan que tienen una relación muy satisfactoria y estable y sus niveles de satisfacción y estabilidad en la relación son similares a las de los de los matrimonios heterosexuales en general.

Factores protectores relacionados con las parejas resilientes

Ciertas variables pueden ser fundamentales para ayudar a las parejas a mantener su relación estable bajo estas circunstancias. Algunos de estos factores son similares a los que se presentan entre las parejas exitosas en general, independientemente de la orientación sexual del cónyuge: comunicación de buena calidad, cohesión y el compromiso con la relación. Por ejemplo, múltiples estudios científicos han sugerido que las parejas de sexualidad mixta que deciden mantener su relación comúnmente eligen hacerlo porque aman y están fuertemente comprometidas con su cónyuge y su familia. Otro factor que se ha identificado como útil es la capacidad de la pareja para ser flexible y renegociar las reglas, significados y expectativas de su relación.

Sin embargo, los factores que aparecen a continuación son fuertemente relevantes si se desea sobrellevar con éxito los desafíos que representan las relaciones de sexualidad mixta:

El perdón.  En cualquier relación el perdón puede desempeñar un papel importante para ayudar a las parejas a superar los dolores y dificultades que inevitablemente surgirán. El perdón en las relaciones de pareja se ha estudiado ampliamente y se ha descubierto que está asociado con una serie de factores. Por ejemplo, el perdón es un predictor de satisfacción y adaptación conyugal. Teniendo en cuenta los desafíos únicos que enfrentan las parejas de sexualidad mixta, es posible que los mecanismos de reparación, como el perdón, desempeñen un papel central en estas relaciones. Por ejemplo, luego de surgir una confesión por parte de uno de los cónyuges de atracción hacia personas de su mismo sexo, puede haber sentimientos de engaño, traición o violación de la confianza, y es posible que ambos cónyuges deban pasar por una etapa de autoexploración de las emociones antes de poder tomar decisiones con respecto a seguir adelante.

Valores maritales.  Otro factor que podría contribuir a la calidad de la relación en casos de sexualidad mixta son los valores maritales, en particular, el grado en que cada cónyuge tiene una orientación individualista versus colectivista. Las características de una relación con orientación individualista son: (a) el individuo –no la pareja– es la unidad principal y el foco de la relación, (b) la autorrealización del individuo es el objetivo de la relación y la forma en que las relaciones mejoran, (c) se enfatiza el compromiso y el acuerdo mutuo, y (d) recursos como la terapia psicológica se utilizan con frecuencia para restaurar la relación cuando hay dificultades. En contraste, una relación colectivista se distingue por: (a) la relación en sí misma se considera la prioridad, (b) se espera el sacrificio individual por el bien de la relación, (c) el compromiso mutuo y las decisiones ‘democráticas’ son de importancia clave, y (d) los recursos espirituales –o religiosos– se utilizan a menudo para superar las dificultades maritales.

Dicho de otra manera, en la perspectiva individualista, el bienestar y la satisfacción de cada cónyuge es la prioridad, mientras que en las relaciones colectivistas los intereses individuales de los cónyuges son secundarios a los intereses de la relación en su conjunto. En las relaciones colectivistas los individuos están dispuestos a sacrificar sus propias necesidades, expectativas y deseos personales por el bien de la relación. Es de destacar que aquellos cónyuges que tienen valores colectivistas tienen niveles más altos de compromiso, disposición al sacrificio y ajuste positivo de la relación. Así las cosas, el grado de «disposición al sacrificio» tiene un efecto positivo en una relación de sexualidad mixta.

Compromiso.  Comúnmente se entiende que una de las piedras angulares de cualquier relación íntima es el compromiso. Se ha definido el compromiso relacional como «el grado en que un individuo trabaja y experimenta una orientación a largo plazo hacia una relación, incluido el deseo de mantener la misma para bien o para mal». La relación entre compromiso y satisfacción en la relación parece ser similar para las parejas de sexualidad mixta, ya que el primero, como predictor de la calidad de la relación, es un factor importante para mantener la estabilidad de la misma.

Conclusión

Una relación de sexualidad mixta es aquella en el que uno de los cónyuges es heterosexual mientras que el otro cónyuge del sexo opuesto se siente atraído por personas de su mismo sexo. La historia ha visto muchas relaciones de este tipo terminar en mucho dolor y confusión, especialmente si hay niños y niñas involucrados. Dado su potencial destructivo, las relaciones de sexualidad mixta rara vez se consideran una opción para quienes que se sienten atraídos por personas de su mismo sexo. Como psicólogo de parejas, he visto muchos de estos casos a través de los años. Muchas relaciones se han disuelto porque uno de los cónyuges no fue franco y honesto con el otro acerca de su sexualidad. Cuando se rompe la confianza, muchas veces es imposible restablecer una buena comunicación. Este tipo de relación tal vez no será adecuado para muchos, pero puede que lo sea para algunos. Una orientación no heterosexual dentro de una relación considerada heterosexual puede hacer que las cosas sean algo más desafiantes, sin embargo, siempre y cuando el individuo atraído por el mismo sexo sea honesto, y realmente ame y esté comprometido con su pareja del sexo opuesto, y ninguno espere que el matrimonio sea una especie de ‘solución milagrosa’, tal vez tengan una oportunidad.