La disminución en la función sexual de las mujeres luego del parto

Un estudio reveló una disminución de la función sexual de las madres después del embarazo, pero estabilidad sexual en los padres.

Un estudio examinó cómo cambia el bienestar sexual de los padres y madres primerizos durante y después del embarazo. Los investigadores encontraron que, si bien la función sexual de los padres generalmente permanece constante durante este período, la función sexual de las madres a menudo disminuye desde el embarazo hasta 6 meses después del parto. En general, el 85% de los nuevos padres mantuvieron un funcionamiento sexual regular después de tener un hijo. Sin embargo, el 15% de las madres experimentaron problemas significativos y continuos con la función sexual, y angustia. El estudio fue publicado en Archives of Sexual Behavior.

El bienestar sexual es un estado de bienestar físico, emocional y social en relación con la sexualidad. Tiene dos aspectos principales: la experiencia de una función sexual intacta (poder experimentar normalmente el deseo sexual, la excitación, el orgasmo y la ausencia de dolor) y la falta de angustia sexual (la falta de emociones negativas asociadas con la vida sexual). El bienestar sexual es uno de los componentes más importantes de la calidad de una relación romántica. Un mejor bienestar sexual también está relacionado con una mejor salud física y mental.

Hay ciertos períodos en la vida en los que el bienestar sexual es muy vulnerable. Uno de esos períodos es el embarazo. Este es especialmente el caso del primer embarazo. Los estudios han indicado que el tiempo desde el inicio del embarazo hasta los 12 meses después del nacimiento del niño es un período en el que las parejas de nuevos padres experimentan cambios marcados en su funcionamiento social y biológico que impactan su sexualidad.

La autora del estudio, Inés M. Tavares, y sus colegas querían comprender mejor el funcionamiento sexual de las parejas románticas y la angustia que podrían experimentar durante la transición a la paternidad y maternidad.

Los investigadores querían comprender las trayectorias del funcionamiento sexual y la angustia experimentadas por las parejas durante este período. Plantearon la hipótesis de que varios factores, como los riesgos biomédicos, la fatiga, el estrés, la depresión, la ansiedad, las actitudes hacia el sexo durante el embarazo, la calidad de la relación y el apoyo percibido de la pareja, podrían afectar la función sexual y la angustia con el tiempo.

Los resultados mostraron que la función sexual de las madres disminuyó desde el embarazo hasta los 6 meses después del parto, mientras que la función sexual de los padres se mantuvo estable durante este tiempo. En términos de angustia sexual, la angustia de las madres aumentó desde el embarazo hasta 6 meses después del parto, mientras que la angustia de los padres se mantuvo estable.

Los autores del estudio concluyeron que la mayoría de las parejas experimentaron una alta función sexual y poca angustia sexual durante la transición a la paternidad y maternidad. Sin embargo, una minoría significativa de parejas enfrentó desafíos, y algunas madres experimentaron una función sexual baja clínicamente significativa y una gran angustia sexual.

El estudio arroja luz sobre los cambios en el funcionamiento sexual en el período en que las parejas románticas se convierten en padres y madres por primera vez.

 

La percepción social de heterosexualidad en los hombres

La percepción social de la heterosexualidad masculina es más precaria que la percepción social de la heterosexualidad de las mujeres independientemente de la raza de la persona.

Un estudio encontró que la percepción social de heterosexualidad en los hombres es más precaria que la de las mujeres independientemente de la raza de la persona.

En una nueva investigación publicada en Personality and Social Psychology Bulletin se encontró que la percepción social de identidad heterosexual para los hombres es más precaria que para las mujeres. Además, se descubrió que la raza de las personas no afectaba los juicios sociales sobre si la identidad heterosexual de un individuo era estable a través del tiempo. Específicamente, a pesar de las investigaciones que han encontrado que los hombres negros tienen más probabilidades de ser percibidos como heterosexuales cuando participan en comportamientos que desafían las normas culturales heterosexuales, en este estudio la raza no afectó los juicios sociales sobre la percepción de su sexualidad.

La percepción social de heterosexualidad — o sea, si las personas perciben a otras como que son heterosexuales o como que no lo son– como identidad puede no ser estable a través del tiempo si alguien se comporta de una manera ambigua y que parece inconsistente con sentirse atraído por el sexo opuesto. En Estados Unidos, los hombres pueden encontrar que la percepción social de su heterosexualidad puede ser más incierta que en el caso de las mujeres, porque la gente generalmente asume de primera intención que los hombres son heterosexuales y la percepción de lo que significa ser un hombre heterosexual ha sido históricamente más inestable en comparación con la sexualidad femenina.

Esta investigación exploró también cómo la percepción de inestabilidad de la heterosexualidad de un individuo está influenciada por su género y raza. Christopher Petsko y Stefan Vogler plantearon la hipótesis de que la percepción social de la heterosexualidad de los hombres es más inestable en el tiempo que la de las mujeres. Investigaciones anteriores han encontrado que los hombres negros a menudo son percibidos como extremadamente heterosexuales, mientras que se suele pasar por alto el comportamiento de las mujeres negras hacia personas del mismo sexo.

Los resultados de esta investigación revelaron que los hombres que tienen conductas sexuales ambiguas entre personas del mismo sexo son vistos como menos heterosexuales, más bisexuales y más homosexuales que las mujeres que tienen la misma conducta. Sorprendentemente, la predicción de que la raza podría desempeñar un rol en este proceso no resultó ser correcta. Los datos no indicaron una mayor tendencia hacia una raza en particular cuando se trataba de personas blancas o negras.

Aparenta ser que existen estándares sociales más estrictos para hombres que para mujeres a la hora de percibirlos como heterosexuales.  Estos estándares sociales podrían influenciar grandemente no sólo la forma en que los hombres comparten con sus pares y como se comportan en las relaciones de pareja, sino también el nivel de homofobia y bifobia comúnmente asociado a éstos.