La gratitud

Aunque sea difícil de asimilar para algunos/as, las relaciones de pareja tienden a fortalecerse con el discurrir de los años. ¿Pero por qué? Hay varios factores y uno de ellos lo constituyen las expresiones de gratitud. Estas expresiones pueden contrarrestar los efectos adversos producto de las interacciones negativas y patrones destructivos en la relación, promoviendo así la estabilidad conyugal. El demostrar gratitud contribuye a un proceso recíproco y autorenovable donde los cónyuges se influencian entre sí desde la perspectiva de conductas, percepciones y sentimientos constructivos. La gratitud posee un alto valor predictivo y actúa como refuerzo en la relación. El sentirse apreciado/a y tener la seguridad de que tu pareja te valora y aprecia tus esfuerzos tiene una influencia directa en cómo te sientes respecto a tu relación. La simple expresión de la palabra ‘gracias’ puede determinar lo duradera y exitosa que una relación puede llegar a ser. El agradecer a tu pareja por lo que hace por ti es valorar su persona. Es una de las formas más efectivas de comunicarse y expresar afecto. Las relaciones fallan cuando se subestima a la pareja y las expresiones de gratitud actúan como antídoto. Varias investigaciones han demostrado que las parejas agradecidas están más satisfechas en sus relaciones y sienten más cercanía entre sí. La gratitud no se limita únicamente a dar las gracias luego de que la pareja realiza algo. Va mucho más allá. Gratitud es también apreciar a tu pareja por quien es y por lo que hace por ti y por la relación. O sea, muestras agradecimiento no sólo por que tu pareja sacó la basura al zafacón, sino porque la sacó a pesar de que odia hacerlo. Gratitud implica pensar en los mejores atributos de tu pareja y no olvidar el por qué entraste en una relación con él/ella. Ponlo en práctica y verás los resultados.

La proporción 5:1

Las personas involucradas en una relación con frecuencia comenten errores. Estos errores, que también se conocen como interacciones negativas, son anticipables en toda relación.  Estas interacciones negativas –críticas, groserías, rompimiento de promesas, discurso subido de tono, etc.– podrán debilitar la relación a largo plazo. Por lo tanto, hay que tomar medidas correctivas o de reparación para evitar que estos momentos difíciles dañen la relación de forma permanente. En ese sentido, existe una proporción ‘saludable’ entre interacciones positivas y negativas que podría ayudar y que se debe tener siempre en mente. Esta proporción se conoce como 5:1, lo que se traduce en que por cada interacción negativa en la relación deben existir cinco positivas. O sea, se recomienda que los cónyuges realicen cinco cosas positivas o productivas por cada error cometido. Una proporción de 3:1 es predictora de divorcio. Se necesita un mínimo de 5:1.